"La prostitución es una 'patata caliente' para las instituciones, no saben qué hacer con ella"

Diario de noticias de Gipuzkoa, miguel cifuentes, 27-03-2007

miguel cifuentes

donostia.500 personas ejercen la prostitución en Gipuzkoa, según sus datos. ¿Es una cifra significativa?

Es una cifra baja, que más o menos se mantiene estable en los últimos años. Hace un tiempo hubo una especie de boom relacionado con el crecimiento de la inmigración, pero no creo que haya aumentado mucho más desde entonces. En términos generales, ahora hay más mujeres para los mismos clientes, lo cual hace que la competitividad sea alta. Y eso no es positivo.

¿Han empeorado las condiciones en las que se ejerce esta actividad en el territorio?

Las prostitutas ganan dinero, pero, quizás, no tanto como antes. Son muchas para los clientes que hay. Antes había quien trabajaba ocho horas y ahora es casi un trabajo de 24 horas.

Aparentemente, la prostitución en Gipuzkoa es menos visible que en otros lugares. ¿Se trata de una percepción real?

Aquí no hay prostitución de calle. En realidad, se está intentando hacer desaparecer esta última de las grandes ciudades en las que sí la hay (casos de Madrid y Barcelona). No les gusta que se hagan visibles los problemas. Por lo que respecta a Gipuzkoa, la prostitución que hay es más bien de pisos y de clubes, con Donostia e Irun como grandes focos, la primera por ser la capital y la segunda por ser una localidad fronteriza.

Dice que “no les gusta que se hagan visibles los problemas”. ¿Sigue entendiéndose esta cuestión como un problema por las instituciones?

Sí. Más que un problema, es una patata caliente con la que no saben qué hacer. Así de claro. Normalmente, los partidos políticos, internamente, no se ponen de acuerdo. No saben muy bien qué hacer. Hay propuestas de regularización y de abolición, pero es un tema bastante complicado de solucionar. Y, como no saben por dónde tirar, de momento, lo dejan ahí estancado, apalancado.

Históricamente, la prostitución siempre ha estado vinculada a un rechazo social, sino mayoritario, sí parcial. ¿Sigue siendo así?

Aún queda mucho camino por recorrer. Las mujeres ya no son consideradas como las malas, por lo menos por una parte. Ahora son consideradas como víctimas. Pero, de una forma o de otra, nunca se les da la palabra. Parece que no son mujeres con capacidad de decidir lo que quieren hacer con su vida. Por otro lado, socialmente, la prostitución no está bien vista, sigue estando mal considerada. Ser puta continúa siendo un insulto.

¿Considera que existe hipocresía en la sociedad en torno a este tema?

Sí, claro. Sigue siendo un tema muy relacionado con la moral, con una forma muy determinada de entender la sexualidad. Y, claro, hay hipocresía social. Se acepta, se sabe que está ahí, pero se rechaza. Es una situación hipócrita que pagan esas mujeres.

¿Y es extensible esa hipocresía al ámbito institucional?

Sí. Por supuesto.

¿Cuál es, en su opinión, el marco hacia el que se debe encaminar la prostitución?

Nosotros – el servicio Aukera – abogamos por la regularización. No va a solucionar todos los problemas, pero, junto a la educación, sería un paso importante para empezar a romper el estigma y a normalizar la situación. Apostamos, además, por que ellas mismas se organicen en cooperativas. Euskadi tiene competencias y creemos que sería una buena forma de empezar. Nuestro objetivo final es reducir el estigma. Nos gustaría mucho que fueran ellas las que tomaran las riendas, dieran la cara y pidieran sus derechos. Algo que en estos momentos no es posible.

¿Existe miedo a ‘dar la cara’ entre quienes ejercen la prostitución?

Sí, pero es lógico. Si todo el rato te están diciendo que lo que estás haciendo está mal, y si tampoco te apetece que tu familia te marque también y te mire raro… Muchas llevan una doble vida , a veces las familias no saben lo que están haciendo.

El servicio Aukera atiende más de 300 consultas anuales (un 92% de mujeres) por parte de quienes ejercen la prostitución. ¿De qué tipo?

Cursos de formación, información sanitaria o jurídica, terapia… La demanda es muy variada.

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