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Viviremos más años, pero más aburridos

Éste es un viaje imaginario: ¿cómo será Gipuzkoa en 2025? Más vieja, más moderna ¿y menos divertida?

Diario Vasco, MITXEL EZQUIAGA, 27-03-2007

SAN SEBASTIÁN. DV. El auditorio se quedó con la boca abierta: no sabía si la noticia que acababa de escuchar era buena o mala. Sucedió en el parque tecnológico de Miramón, hace unos meses. El presidente del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), Carlos Martínez, presentó a un grupo de expertos guipuzcoanos la investigación de un grupo biológico norteamericano que ha logrado triplicar la esperanza de vida de un tipo de gusanos. Para prolongar su vida fueron básicos tres factores: más frío, menos comida, menos sexo.

Aplicada esa estadística al ser humano, las personas podrían alcanzar hasta los 300 años de vida. «Pero claro, en esas condiciones, sería un aburrimiento vivir tantos años», ironiza Kepa Korta, director del Plan Estratégico de San Sebastián. Es una anécdota que ayuda a asomarse al vértigo de los estudios sobre el futuro.

Korta vive en el porvenir por oficio: su misión es detectar por dónde van las ciudades y ayudar a San Sebastián a encontrar su sitio. Y reflexiona también sobre el conjunto de Gipuzkoa. Piensa que el envejecimiento de la población «es probablemente el factor que más va a influir en el cambio de nuestra sociedad». Más personas mayores, más minusvalías, más ancianos solos, más inmigrantes… «Y eso sin contar el progreso en biomedicina, que puede permitir un salto biológico por el que la vida se alargue veinte o treinta años más. Un aumento de la media de vida derivado de descubrimientos asociados a la regeneración de órganos vitales, como el corazón, o el control del cáncer, puede suponer un salto difícilmente sostenible por nuestro sistema», advierte.

Un paseo por el futuro

Kepa Korta se presta a un juego: imaginar Gipuzkoa en el futuro. 2025, por ejemplo. Estas son sus previsiones con la salvedad, adelantada por él mismo, de que la realidad suele ir más lejos de lo que anuncian los expertos:

– Un mapa social distinto. El estancamiento de la natalidad y el alza en la esperanza de vida provocarán una sociedad donde predominará la población mayor. Eso supondrá un presupuesto mucho mayor para servicios asistenciales o residencias y un gasto sanitario sensiblemente más alto. Pero también un dominio de los jubilados de las esferas sociales. Ahora, por ejemplo, los jubilados constituyen ya el segmento turístico más pujante.

– Una inmigración diferente. La inmigración extranjera es un fenómeno relativamente reciente en el País Vasco. De momento los inmigrantes ocupan a menudo la escala más baja del mundo laboral, pero a medida que pasen los años tendrán más responsabilidad y relevancia. «Eso nos hará una sociedad más abierta y tolerante», pronostica Korta. Aunque si llegara una crisis económica no descarta fenómenos de «no integración» como los ocurridos en los extrarradios de las capitales francesas hace un año.

– La revolución del transporte. Los nuevos medios de transporte cambiarán los hábitos laborales y de ocio. Con el tren de alta velocidad Bilbao estará a media hora de Donostia. Madrid o París, a unas pocas horas. «Será habitual que alguien viva en San Sebastián y trabaje en Madrid, pero no porque vaya cada día, sino porque la previsible flexibilización de las jornadas laborales permitirá estar tres intensos días en Madrid, por ejemplo, y el resto de la semana de ocio en Donostia».

– Otra forma de trabajar. Y es que la gran revolución llegará de la mano de las nuevas formas de trabajo. Las nuevas tecnologías permiten ya que uno trabaje en un lugar que no tiene por qué ser necesariamente el espacio físico de su empresa. Los nuevos sistemas de comunicación posibilitan reuniones casi «reales» entre un técnico de MCC en Arrasate y un ingeniero en Shangai. Desaparecerán los viajes de trabajo y viajar será, sobre todo, cuestión de ocio.

– Miramón como futuro. Pero bajemos al terreno concreto de lo local. Frente a un centro de San Sebastián que en sus hábitos y en su fisonomía parece aún en el siglo XX (cuando no en el XIX) Kepa Korta se entusiasma hablando de Miramón como el espacio del futuro, o al menos, del espacio de una Gipuzkoa contemporánea. «La biomedicina es el sector de futuro para territorios de servicios como el nuestro. En Miramón se está fraguando una red de empresas tecnológicas que atrae a científicos internacionales y genera una nueva cultura».

– Una pequeña Babel. Esa Gipuzkoa del 2025 habla castellano y habla euskera, pero también habla inglés, idioma internacional que supuestamente dominarán ya los «nuevos guipuzcoanos» al terminar sus estudios. No es tan fácil de predecir qué pueda ocurrir con el francés: pese a su tendencia global a pasar a idioma de segundo orden, Korta considera que Gipuzkoa debería aprovechar su vecindad y fomentar la enseñanza del francés como «cuarta lengua», sobre todo de cara a la colaboración transfronteriza que crecerá con el avance de la unidad de Europa.

– La gastronomía como franquicia. El futuro está lleno de oportunidades. Hay que aprovechar nuestras riquezas. «Si hablamos tanto de la gastronomía como una de las pujanzas del país, ¿por qué no plantearnos una franquicia internacional que sirva para aprovechar nuestro label de calidad? Es sólo un ejemplo de una nueva cultura», dice Korta.

– El nuevo ocio. O sea, que viviremos más años y previsiblemente con mejor salud. ¿Pero serán más divertidos? La llamada cultura del ocio crecerá aún más pero el reto radica en que no se convierta en una actividad individual aislada del resto de la población (los videojuegos o las consolas serían un ejemplo actual) sino en una posibilidad de relación. Ligar también será diferente: internet o sistemas virtuales permitirán ir al grano de manera más directa que el «estudias o trabajas» de las barras de bar.

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