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Quién nos pagará la pensión

El envejecimiento de la población amenaza la pervivencia del 'estado del bienestar'. Retrasar la edad de jubilación no es la única solución

Diario Vasco, MITXEL EZQUIAGA/, 26-03-2007

SAN SEBASTIÁN. DV. Cada vez vivimos más, nos jubilamos antes y entran menos personas al mercado de trabajo. ¿Hay riesgo de que el ‘estado del bienestar’ quiebre? ¿Quién nos pagará la pensión? ¿Es la inmigración la que hará viable nuestro sistema?

Ante todo, mucha calma. Felipe Serrano, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad del País Vasco y especialista en esta cuestión, rechaza caer en el pesimismo. Asegura que el problema no radica tanto en el envejecimiento de la población como en la ralentización de la economía. «Si el crecimiento económico continúa la supervivencia del sistema está garantizada», explica. Aunque eso puede necesitar cambios culturales fundamentales: por ejemplo, retrasar la edad de la jubilación.

«Que uno sea viejo no significa que sea improductivo», dice Serrano. «Si vivimos más años se supone que también estaremos en mejores condiciones a la edad en que ahora nos jubilamos y podremos seguir siendo activos. Así continuamos cotizando a la seguridad social y no cobramos todavía la pensión».

Jubilación legal y real

Pero el catedrático de la UPV añade pronto que retrasar la edad de jubilación no es la única solución ni la más necesaria. «Una primera medida que sería muy efectiva radicaría en que la edad legal de jubilación y la edad efectiva en que se produce el retiro de los trabajadores se acercara cada vez más». Según Serrano, aunque la edad oficial de jubilación son los 65 años, la media real en España es ahora mismo los 63 (en el caso de Europa, 62). Los retiros anticipados y los contratos de relevo explican que la gente se jubile antes de lo estipulado. «Bastaría con que la jubilación real fuera de verdad a los 65 para corregir de manera importante el sistema de pensiones».

El otro gran cambio llega al alargar el tiempo de cotización que se computa para calcular la pensión. «Recientemente se ha prolongado: ahora, en España, la cuantía de la pensión se fija con la media de los últimos quince años de cotización. Lo deseable sería que los años tomados en cuenta fueran aún más: cuanto más tiempo se toma de base para la cotización más justo es el cálculo. Quien ha cotizado más durante su vida laboral que cobre también más en su jubilación», dice el profesor de la UPV.

La incorporación masiva de inmigrantes alivia las expectativas de futuro. «En términos económicos lo ideal es que los inmigrantes se queden: cuando llegan generan gastos asistenciales que podemos considerar como una ‘inversión’ pública que luego revierte gracias a su trabajo», explica Serrano, que augura que a medida que pase el tiempo «la inmigración no ocupará las escalas más bajas del mercado laboral: prosperará, tendrá posiciones más destacadas y renovará nuestro sistema».

Donde sí se confiesa más preocupado Felipe Serrano es en la pervivencia del estado del bienestar. «Una población más vieja exige cada vez más recursos públicos en sanidad o sistemas asistenciales. Si las instituciones no cambian su política presupuestaria puede darse un empobrecimiento, y eso es lo que quizás está ocurriendo con la sanidad vasca».

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