AL DÍA

GIPUZKOA ENVEJECE

Hay más personas mayores de 65 años que menores de 20 años. Las mujeres tienen cada vez menos hijos y más tarde. Sólo la inmigración parece salvar al territorio guipuzcoano del 'crack'. Abrimos una serie sobre el tema

Diario Vasco, MITXEL EZQUIAGA/, 25-03-2007

SAN SEBASTIÁN. DV. «Cuando pusimos los datos sobre el papel nos quedamos de piedra: estábamos diseñando el futuro de las grandes infraestructuras de Gipuzkoa pero, al analizar la evolución de la población, nos dimos cuenta de que íbamos a tener una Gipuzkoa… ¿sin guipuzcoanos, sin habitantes!». Un economista que hace unos años encabezó un gabinete de estudio sobre el porvenir guipuzcoano por encargo de una institución pública resume en esa anécdota su «momento de pánico». Hoy los datos no son tan alarmantes: Gipuzkoa envejece, pero no muere.

Cada vez vivimos más años, tenemos menos hijos y los tenemos más tarde. Crece el gasto en seguridad social y asistencia a la tercera edad. Dicen los técnicos en demografía que «el límite mínimo de reproducción generacional», es decir, la tasa que garantizaría la supervivencia de la especie, es de 2,1 hijos por mujer. En Euskadi la media es hoy en día de 1,18 hijos: a ese ritmo el País Vasco se quedaría vacío.

En los últimos años ha renacido la esperanza. El momento crítico fue entre 1981 y 2005, con crecimiento cero. A partir del 2001 llega un ligero repunte de población, explicado en buena parte gracias a la inmigración. En el conjunto de España la población extranjera se ha cuadriplicado entre 2000 y 2006: los inmigrantes han pasado de un millón a 4,1 millones, lo que supone ya el 9,3% de toda la población española. En el caso de la Comunidad Autónoma Vasca, el porcentaje es sólo del 5,1%.

Pero la inmigración sigue aumentando. Y los inmigrantes que ya están aquí se reproducen a mayor ritmo que los indígenas: en el País Vasco casi el 8% de los nacimientos es de madre extranjera. La media de hijos por madre es sensiblemente mayor en el caso de las extranjeras que en las locales. O sea, que si la pervivencia de la población empieza a estar garantizada es gracias a los ecuatorianos, marroquíes o colombianos (países de origen de la mayor parte de los inmigrantes que aquí residen) que por los «guipuzcoanos de toda la vida».

Todos los técnicos consultados coinciden en un aspecto: el cambio demográfico será vertiginoso. Respecto a la población local se acetúan las tendencias descritas en los últimos años: los hijos tardan en irse de casa, cada vez nos casamos menos y más tarde (el 90% de los vascos menores de 30 años es aún soltero) y la media de familia es de «un hijo y pico». Pero cambia también toda la tipografía social: se ha disparado el número de personas que viven solas, por ejemplo. Entre viudos o viudas, divorciados (hay ya más divorcios que bodas en la comunidad autónoma) o jóvenes emancipados que optan por vivir solos, el mapa de la vivienda está revolucionado.



Cambia el mapa de necesidades

Según las previsiones del Gobierno Vasco, la comunidad autónoma necesita en la próxima década cien mil viviendas para cubrir la demanda. ¿Por qué, si cada vez somos menos? Porque crece el número de personas que viven solas, frente a las familias grandes de antaño. Eso está provocado también un cambio en el tipo de vivienda media necesaria: sobre todo, más pequeña. En la actualidad, en cada vivienda vasca vive una media de 2,9 personas, cifra superior a otros países de Europa.

La llegada de la inmigración, que previsiblemente seguirá creciendo, garantiza pues el futuro demográfico. Pero la realidad es una sociedad envejecida. De seguir la tónica actual, para el año 2020, por cada jubilado habrá sólo dos empleados, mientras que en la actualidad trabajan siete personas por cada pensionista. La pirámide poblacional en la que se basa nuestro actual de estado de bienestar se está invirtiendo.

La ensalada de datos es abrumadora, pero quede esta cifra como resumen: en 1981, en la Comunidad Autónoma Vasca había 26 ancianos por cada cien personas menores de 20 años. Hoy hay 110 mayores de 64 años por cada cien menor de 20 años. Vizcaya es la más «vieja», seguida de Gipuzkoa y Alava . Pero las tres sufren la misma epidemia: envejecer.

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