El Ministerio británico de Educación emitió ayer una guía sobre uniformes escolares que invita a los directores de colegios a prohibir que las alumnas musulmanas cubran su rostro con un velo. Las asociaciones islámicas recibieron el anuncio con opiniones diversas.

La guía es un documento consultivo, pero necesario, que llega tras la proliferación de situaciones conflictivas en escuelas del país y después de que los tribunales tuviesen que fallar en dos ocasiones sobre la prohibición de acudir al colegio con determinados tipos de velo. En ambos casos, los jueces se han inclinado a favor de las escuelas y la guía ministerial difundida ayer lo recuerda antes de recomendar que cada escuela consulte sobre la política adecuada de uniformes con los padres de los alumnos, con la comunidad en la que opera y el ayuntamiento que la financia.

Tras afirmar que esa política «puede integrar muchos de los requisitos de los grupos religiosos» y pedir que la escuela «actúe de manera razonable» para integrarlos, el documento advierte de que «la libertad de manifestar religión o creencia no significa que un individuo tiene derecho a manifestar su religión a todas horas, en cualquier lugar o de una manera determinada». Una vez hecha la consulta y «sopesados los intereses de cada grupo», la escuela puede descubrir que todos los intereses no son compatibles. El director del colegio puede adoptar entonces una decisión sobre el uniforme para la que la guía invita a considerar varios factores.

«Derechos humanos»

El que más interés suscitó ayer a la opinión pública británica fue el que afirma que no tiene por qué satisfacer la indumentaria preferida por un grupo cuando ésta «obstaculiza la enseñanza o el aprendizaje: si el rostro de un alumno está tapado por cualquier razón, puede que el profesor no logre valorar su compromiso con el aprendizaje o asegurar su participación en debates o actividades prácticas».

El viceministro de Educación, Jim Knight, remachó el contenido del texto al señalar que «la educación debe tener preferencia». Massoud Shadjareh, de la Comisión Islámica de Derechos Humanos, dijo que la guía «va contra las comunidades musulmanas» y la calificó de «chocante».

Tag Hargey, del Centro Educativo Musulmán, que tiene su sede en Oxford y se presenta como un foco de islam «igualitario, ilustrado y erudito», dijo que el velo en el rostro «deshumaniza a la persona» y que «cuanto antes acabemos con él en las comunidades musulmanas británicas, mejor». Las escuelas británicas obligan a sus alumnos a acudir con uniforme y su estilo o carestía es un tema recurrente de polémica.