El Gobierno considera que esta prenda, cuando cubre el rostro, supone una barrera para el aprendizaje y cree que la nueva medida mejorará la seguridad Los colegios ingleses podrán prohibir que sus alumnos lleven el velo que cubre todo el rostro salvo los ojos (niqab). El Gobierno británico ha decidido regular sobre la vestimenta de los escolares y dejar en manos de los centros educativos el poder de decidir si las niñas musulmanas pueden lucir estas prendas.

El argumento del Ministerio de Educación, que presentó ayer su plan en la Cámara de los Comunes, es sencillo: como es fundamental para el proceso de aprendizaje que haya contacto visual entre el alumno y el profesor, los centros podrán optar por prohibir este tipo de velo.

La guía sobre el uniforme dice de forma clara: «Si un rostro está oculto por alguna razón, el profesor no puede saber si el alumno sigue o no las clases o si participa de discusiones y actividades prácticas».

El Ejecutivo de Blair no oculta que esta medida pretende, también, eliminar un elemento que contribuye, según ellos, a la inseguridad. De tal forma que la propia declaración oficial pone al mismo nivel que los objetivos de la medida son mejorar «la seguridad» y «el aprendizaje».

Esta propuesta llega meses después de que Jack Straw, hoy máximo líder del Partido Laborista en la Cámara de los Comunes, escribiera un artículo en el que invitaba a las mujeres musulmanas a quitarse el velo y proponía un debate intenso sobre esta medida.

Straw contaba su propia experiencia al entrevistarse con una mujer que, cubierta de pies a cabeza, acudió a su oficina de diputado para exponerle algún problema personal. Quien fuera ministro de Exteriores de Blair explicó lo mal que se sintió al no poder comunicarse abiertamente con esa mujer, y contaba cómo en la cultura occidental el contacto visual es casi tan importante como la palabra.

El secretario de Estado de Educación, Jim Knight, explicó ayer de forma rotunda que «los colegios podrán consultar a los padres y a la comunidad sobre los uniformes», de tal forma que se busque «un equilibrio entre las costumbre sociales y religiosas y la seguridad y la efectividad de la enseñanza».

Las pautas que se incluyen en esa nueva guía sobre el uso de los uniformes – en los colegios públicos ingleses no es obligatorio y queda en mano de cada comunidad escolar implantarlo o no – se explica que «el colegio necesita identificar a cada individuo con el objetivo de mantener el buen orden e identificar a posibles intrusos».

Esta regulación se produce después del sonado caso de una alumna de 12 años de un colegio de Buckinghamshire que llevó a su centro a los tribunales porque le prohibía lucir el velo.

La familia de esta alumna perdió el pleito. La Justicia determinó, el pasado 21 de febrero, que esta prenda era un obstáculo claro en la comunicación entre el profesor y la muchacha y que dificultaba su educación. Pero es que, además, el juez argumentó que las medidas del colegio eran proporcionadas «por cuestiones de seguridad».

Uno de los casos más sonados en el Reino Unido fue el de Shabina Begum, que fue enviada por los responsables de su colegio en Luton a casa para que se pusiera el uniforme y se quitara el velo, en este caso un hijab, que cubre a la mujer hasta los pies.

Su abogada fue Cherie Booth, esposa del primer ministro, Tony Blair. En el juicio la letrada planteó que se habían violado los derechos humanos de su defendida. La comunidad musulmana en Reino Unido ha reaccionado de forma dividida ante la propuesta del Gobierno.

Massoud Shadjareh, máximo responsable de la Comisión Islámica de Derechos Humanos, se confesó «consternado» e «impactado» por las normas que se avecinan.

«En sucesivas ocasiones los ministros han fracasado a la hora de regular el uso de la vestimenta. Ahora, estas normas contra la comunidad musulmana son, sencillamente, un golpe», añadió.

Tag Hargey, responsable del Centro de Educación Musulmana, dio la bienvenida, por su lado, a las nuevas medidas. «Cuando ocultas el rostro en realidad no sólo deshumanizas a la persona, sino que además creas un abismo, un puente de desentendimiento entre las diferentes comunidades. Creo que cuanto antes lo quitemos, cuanto antes retiremos el velo, mejor será para la sociedad musulmana».

La medida afectaría, según estimaciones oficiales, a 2.500 estudiantes musulmanas de Inglaterra y Gales.