Dos policías de Nueva York fueron acusados hoy de homicidio en primer y segundo grado y otro imputado de conducta imprudente en el caso de la muerte de Sean Bell, un joven negro que estaba desarmado y que fue asesinado a la salida de un club nocturno, en noviembre de 2006.

Cientos de personas siguieron la audiencia de hoy en Nueva York, y mostraron satisfacción por los cargos, en un proceso que puso en evidencia la persistencia de las tensiones entre la policía de la ciudad y la población negra.

El gran jurado de Queens acusó al detective Micheal Oliver y al policía encubierto Gerard Isnora de asesinato en primer y segundo grado, durante el episodio que acabó con la vida de Bell e hirió a sus dos amigos, quienes lo habían acompañado a celebrar su despedida de soltero en la madrugada del 26 de noviembre.

En tanto, el policía Marc Cooper fue acusado de actuar en forma imprudente, mientras que otros dos que también participaron del tiroteo no recibieron ningún cargo.

Oliver e Isnora se exponen a una condena de 25 años de prisión si son encontrados culpables, mientras Cooper enfrenta la posibilidad de un año de cárcel.

Oliver está acusado de disparar 31 tiros contra Bell y sus amigos, Isnora de disparar 11 tiros y Cooper de disparar 4. Los tres policías comparecieron hoy por la mañana ante la corte de Queens, donde les tomaron sus huellas digitales.

“¿Este caso no ha sido un asunto fácil de resolver”, dijo el fiscal de Queens, Richard Brown, durante una conferencia de prensa en que dio a conocer las acusaciones del gran jurado.

La muerte de Bell revivió las tensiones que existen entre la populosa comunidad negra de Nueva York y la policía de la ciudad, la segunda más poblada de Estados Unidos. Oliver es de raza blanca, mientras que Isnora y Cooper son de raza negra.

Varios cientos de personas desafiaron las bajas temperaturas de Nueva York y esperaron en las afueras de la corte de Queens para conocer la decisión del gran jurado, que recibieron con satifacción.