La alerta decretada en Marruecos desde hace tres semanas por el creciente riesgo de atentados y el ataque suicida del pasado domingo en Casablanca han acabado por salpicar a la seguridad de Ceuta. El Gobierno, además de tomar en serio las amenazas lanzadas desde el entorno de Al Qaeda, ha expresado su preocupación por las posibles consecuencias que pueda tener la situación que se vive en el reino alauí.

Desde Madrid, según han confirmado fuentes oficiales, se ha dado la orden de elevar el grado de vigilancia en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, consideradas los puntos más vulnerables por su proximidad al país magrebí. Se han desplegado un mayor número de efectivos en la frontera y en algunos barrios de Ceuta. Mezquitas y otros lugares frecuentados por radicales musulmanes y, sobre todo, el paso del Tarajal por el que se llega a España desde Marruecos, son objeto de un especial seguimiento tanto por la Guardia Civil como por la Policía Nacional.

De momento, el incremento de los controles no ha alterado la normalidad en la frontera. Los agentes realizan un especial control sobre los maleteros de los vehículos así como de la identidad de las personas que viajan en los coches, incluyendo nuevos controles en el paso español que anteriormente no se efectuaban.

Dispositivos

Los dispositivos habituales se han reforzado desde la noche del viernes con agentes de paisano que controlan los posibles intentos de huida a España de presuntos terroristas involucrados en el intento de reeditar los ataques suicidas que causaron más de cuarenta muertos en Casablanca, en mayo de 2003. El Gobierno de Rabat ha confirmado 18 detenciones, pero reconoce que seis personas permanecen huidas, ante cuyo perfil deben permanecer especialmente alerta las Fuerzas de Seguridad españolas.

El control de los porteadores es una preocupación para las autoridades, que una vez más se ven obligadas a conjugar economía y seguridad. Algunas de las mafias que manejan los paquetes pertenecen al entorno del islamismo radical y hay dudas sobre qué podrían estar transportando en estos momentos delicados para la seguridad, según explican fuentes españolas.

En la noche del pasado lunes, un día después de que Abdelfetah Raydi se inmolara en un cibercafé de Casablanca, era detenido un joven en Castillejos, localidad marroquí vecina de Ceuta. La operación formaba parte de las redadas que llevan a cabo desde entonces los agentes marroquíes en diferentes ciudades del país en relación con la célula que pretendía atacar con kamikazes varios edificios oficiales así como hoteles y restaurantes en la capital económica de Marruecos. En la noche del viernes, Castillejos fue de nuevo escenario de otra de esas redadas, aunque no se produjeron detenciones. Eso sí fuentes cercanas a la Policía de Marruecos no descartan que la persona o personas buscadas hayan tratado de llegar a España, como ya ha ocurrido en otras ocasiones con ciudadanos marroquíes.