Denuncia pasividad y racismo de la policía local

"La Jornada". MÉXICO: "Neonazis españoles atacan a mexicana en Madrid"

Agentes hispanos culpan de la agresión a sudamericanos

Prensa Latinoamericana, ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL, 03-03-2007

Una mexicana de 25 años, profesionista y con un empleo formal en España, fue víctima el pasado viernes 23 de febrero de un ataque de un grupo de presuntos neonazis españoles, que le destrozaron la mandíbula y la obligaron a someterse a una cirugía de urgencia. Todavía asustada por la agresión y con la loza de llevar un aparato especial para curar la fractura de su cara, la mexicana que prefirió guardar el anonimato señaló que se siente víctima de una doble agresión: la del grupo de extrema derecha, que la atacó sin motivos, y de la policía española, que la trató con desdén.

La joven vive en Madrid desde hace año y medio. A su llegada a este país inició los estudios de una maestría en relaciones internacionales y actualmente trabaja en una fundación, para la que elabora los contenidos de su página de Internet. Su vida, según contó a La Jornada, es la de cualquier chica de su edad: trabaja de lunes a viernes, no se mete en problemas y los fines de semana sale a divertirse con sus amigas.

Precisamente el viernes de la agresión iba con una amiga estadunidense cuando, alrededor de las 10:30 de la noche, se dirigieron a la salida del metro Santiago Bernabeu, en el norte de la ciudad.

“Ibamos subiendo las escaleras eléctricas cuando vimos a un grupo de unos seis hombres y una mujer, de entre 18 y 20 años, con el pelo muy corto y con ropa como de militar. Uno me preguntó si teníamos cocaína. Le dije a mi amiga que nos les hiciera caso y que siguiera caminando, pero nos empezaron a tirar cosas. Me indigné y les pregunté que cuál era el problema. Pero creo que ni siquiera logré terminar la frase cuando sentí un golpe en la cara, que me dio la chica. Inmediatamente uno de los chicos me dio dos golpes más en la cara, que fueron los que fracturaron la mandíbula”, narró la profesionista visiblemente afectada.

Turbada y con la ropa ensangrentada, llegó como pudo a la salida del metro e inmediatamente recibió el auxilio de unas personas, quienes llamaron al servicio sanitario. A los 20 minutos llegó una ambulancia, que la encontró con la boca ensangrentada y la mandíbula descolocada; a pesar de eso, se limitaron a ponerle una gasita en la barba y le recomendaron acudir al hospital en las próximas ocho horas.

“Imagínate que mi chamarra era blanca y estaba absolutamente roja. Y ni así me llevaron al hospital, pero lo peor fue la policía, que se limitó a pedirme la descripción de los atacantes y me dijeron que lo sentían mucho, pero que esta zona de Madrid es así y que esas cosas suceden todos los días”, contó.

Un amigo de la joven la llevó al hospital de La Paz, donde los responsables sanitarios decidieron practicarle una cirugía de urgencia, ante el riesgo de que la fractura no se pudiera corregir en el futuro.

La joven se decidió a denunciar los hechos cuando, días después del ataque, sufrió otra agresión, en este caso por la policía española, que le respondió con evasivas e incluso intentaron responsabilizar del ataque a la presencia masiva de “sudamericanos”, como llaman despectivamente a los migrantes latinoamericanos. “El que me tomó la declaración me dijo que no podía poner nada contra la actuación de sus compañeros, pero lo peor es que me dijo que esa zona era muy peligrosa porque había muchos sudamericanos. Mientras yo le insistía que los que me habían agredido eran españoles y que todo el mundo sabe que por ahí se juntan los neonazis, el policía me repitió hasta tres veces que el problema es por los sudamericanos. Es indignante, pues yo soy mexicana”, narró.

La joven está a la espera de que le llame la policía española para identificar a los agresores, pero no ha sido citada. Mientras, tendrá que llevar un aparato que le sostenga la mandíbula durante seis semanas, tendrá que volver al hospital de forma periódica para evaluarle la herida y, lo más grave, vive atemoriza por la agresión del grupo extremista e indignada por el trato recibido por los agentes de seguridad.

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