Rebelión

Cutura (negocio) e inmigración

Sobre el acto "La inmigración, clave de un nuevo tipo de consumo: las comunicaciones"

ND, 22-02-2007

José Sanz
Rebelión

El pasado 31 de enero tuvo lugar en la Casa de América de Madrid una mesa redonda dentro del ciclo “Migraciones” cuyo título: “La inmigración, clave de un nuevo tipo de consumo: las comunicaciones”, llamaba bastante la atención por la conexión sin disimulos de dos palabras tantas veces pronunciadas, consumo e inmigración. Entre los miembros de la mesa redonda y según podíamos leer, nos íbamos a encontrar con expertos y representantes de empresas especializadas en el sector como Vodafone, Orbitel y Locutorios Unidos. En el programa del acto que publicaba la Casa de América podía leerse: “Todo lo que se cuenta y no se cuenta sobre la comunicación”. Atraídos por semejante cóctel, cerca de 50 personas, la mayoría inmigrantes, ocupaban la pequeña sala y se mostraban expectantes, pues eran protagonistas de un acto donde se les consideraba por fin como habitantes de primera, es decir no nos engañemos, como potenciales consumidores de un producto.

Para empezar, a través de medios informáticos, se nos publicitó la marca Vodafone y su bondad con las personas que viven lejos de su país. Se nos demostró con calma y muchos datos que los inmigrantes eran los euros que gastaba cada uno de ellos en su móvil al mes. Se nos detalló qué tarifas y horarios les iba a ofrecer Vodafone para hacer su gran negocio. Parecía, sin ejercitar mucho el pensamiento, que sólo los inmigrantes con el suficiente poder adquisitivo para tener un móvil (especificando siempre si de tarjeta, o de contrato se trataba) eran merecedores de la atención de esta compañía. Por último se nos presentó como un logro del marketing social la última campaña de Vodafone dirigida a los inmigrantes: aparecían en pantalla sonrientes, vestidos a la última moda y paseándose por una ciudad como urbanitas y cosmopolitas que son, todo un ejercicio de cosmética visual y de alejamiento de la realidad.

Después vino el turno del representante de Orbitel. Nos situó primero la compañía como la tercera más importante en Colombia dentro de las telecomunicaciones y, a diferencia de su colega anterior, realizó una radiografía sensiblemente más social del inmigrante latinoamericano, incluyendo, por supuesto, sus hábitos de consumo en telefonía. Diremos que le dio un toque más humano, pero sin profundizar en demasía. Entre las causas de migración de los latinos consideró el hecho de que en su país “hay algo que no les gusta”, pero sin especificar qué.

Para concluir, nos deleitamos con la charla del representante de Locutorios Unidos. Tras echarle la culpa a “los chinos” (que no deben ser inmigrantes para él, claro) por vender tarjetas prepago que antes solo vendían ellos y quitarles negocio, y tras pedir una ley estatal que defendiera más a los locutorios (el colmo de un neoliberal como él, al que solo le preocupaba el beneficio y no los inmigrantes), el clímax se alcanzó cuando este ponente dijo que con la regularización masiva de inmigrantes del gobierno del PSOE, los locutorios habían perdido clientes, pues con los papeles en regla los inmigrantes ya podían abrir cuentas bancarias y no necesitaban los servicios del locutorio (sic). Ante semejante frase, alguien de clara procedencia latina le espetó textualmente: “o sea que sus clientes son ilegales”.

Se abrió entonces un turno de palabra que fue aprovechado por varias personas para hacer sus preguntas pertinentes, pues había temas de los que no se había hablado y la mayoría de los oyentes aún no conocía el significado de la frase que anunciaba la mesa redonda: “todo lo que se cuenta y no se cuenta sobre la comunicación”.

Un joven comenzó preguntando: “Ustedes han hecho una radiografía de las conexiones entre la telefonía y los inmigrantes. Sin embargo, hay un aspecto del que no han hablado y son los derechos laborales de los trabajadores de telemarketing, aspecto que afecta a los trabajadores inmigrantes y a los españoles. A mí me gustaría hacer también una radiografía. He trabajado en servicios de telemarketing en varias empresas, una de ellas Unisono, mi sueldo era de 692 euros netos, luego después de un año pasé a ser considerado “teleoperador especialista” y empecé a cobrar 715 euros al mes, o sea 23 euros más; no se respetaban mis cinco minutos de descanso cada hora, me avisaban del horario que iba a tener cada semana con dos o tres días de antelación y no podía programar mi tiempo de ocio, no tenía pagas extras, si me pedía el viernes de vacaciones me contaban el sábado y el domingo, me hacían escuchas telefónicas sin yo saberlo para controlar mi trabajo y, en ocasiones, tenía a una persona a mi lado que me supervisaba y me presionaba para que no me excediera en el tiempo de atención al cliente en cada llamada. He llegado a trabajar dos días a prueba y, tras no conseguir ninguna venta, no cobrar ni un solo euro. ¿Le parece a usted honesto y coherente con el discurso que ha mantenido aquí que su empresa despliegue y potencie estas condiciones laborales? ¿Qué piensa usted de que haya miles de personas trabajando en estas condiciones?”

El representante de Vodafone, algo sorprendido, contestó: “Me parece muy bien tu historia, pero no tengo nada que decir, yo vendo productos, trabajo en marketing. Hay personas que podrían responder a esa pregunta, yo no soy la más adecuada”.

Nada satisfecho con semejante no respuesta, el joven replicó de nuevo: “Pero como representante de Vodafone y hablando la charla de inmigración, ¿usted no tiene nada que decir de los trabajadores inmigrantes que trabajan en Vodafone en estas condiciones?” Impertérrito, volvió a contestar: “No, no tengo nada que decir.”

Otro joven prefirió preguntar al representante de Locutorios Unidos, intrigado por una frase que había podido leer en pantalla en la página web de la citada empresa: “Usted nos ha dado una charla empresarial enfocada casi exclusivamente al beneficio económico y muy poco al público inmigrante que le escucha. En la página web de su empresa, como hemos podido ver en pantalla hace un momento, se lee que su objetivo es “rentabilizar al máximo el negocio del locutorio”. Entonces, ¿Qué recomendaciones nos puede dar para “rentabilizar al máximo el negocio del locutorio” en el ámbito de las relaciones laborales?”

Confundido, el ponente pidió que se le repitiera la pregunta, lo que hizo el joven. La respuesta fue vacilante y tras ciertas frases incomprensibles, se pudo escuchar: “El sector no genera apenas puestos de trabajo pues el 80 % son negocios familiares y el 20 % restante es de tipo empresarial: en este caso a los trabajadores se les da de alta en la Seguridad Social como lo hace cualquier autónomo”.

La siguiente pregunta fue también para el representante de Vodafone, que en el fondo todavía no había dado una verdadera respuesta; un joven le preguntó: “La responsable de RR.HH de Vodafone caracterizó a su plantilla como personas comprometidas y que consideraban suyo dicho proyecto empresarial. ¿Vd. cree que alguien puede sentirse comprometido y sentir como suya una empresa condenada por el Tribunal Supremo por cesión ilegal de trabajadores o que viola derechos tan fundamentales como el de huelga, motivo por el que estamos esperando que unos metros más arriba de este espacio, en la Audiencia Nacional, dicten sentencia? Como supongo que a esto no me podrá contestar, la hago a nivel general para los tres ponentes. Además, Vd. ha dicho que se dedica al márketing, por lo que le voy a hacer una pregunta sobre este tema, que seguro que me puede contestar. Las deslocalizaciones, despidos masivos que se dan en el sector al que su empresa pertenece y que Vodafone practica, ¿están influenciadas por su slogan publicitario, "La vida es móvil, móvil es Vodafone”?”

El joven cambió de interlocutor y preguntó también al representante de Orbitel: “Vd. ha hecho una buena radiografía de la inmigración en España, ¿cree Vd. que el anuncio de Vodafone representa a l@s inmigrantes que vienen a España? Porque yo no veo a los temporeros del campo, a la gente que viene en cayuco, a las personas de las cárceles que Vd. ha mencionado, veo personas muy bien vestidas, muy ociosas, sin problemas.”

Las respuestas fueron muy concisas, tanto que no fueron respuestas realmente, una vez más. En su línea de no hablar de “lo que se cuenta y no se cuenta de la comunicación” (es decir, de lo que se iba a hablar en la mesa redonda), el representante de Vodafone contestó:“No voy a cometer la osadía de contestar a cosas de las que tú estás mejor informado que yo”. Tras lo cual, dijo que el tema de la mesa no creía recordar que fuera ninguno de esos, así que procedió a leer la sinopsis en voz alta, encontrándose con la famosa frase. El joven alegó entonces la exquisita pertinencia de la pregunta. En ese momento y esperando la respuesta, la réplica del ponente fue hacer mutis por el foro. Los demás ponentes prefirieron no comentar temas de la competencia o declarar no creer poder responder a la pregunta. La verdad es que se estaban repitiendo un poco en sus procelosas respuestas, la gente ya se lo tomaba a broma y sonreía cómplice a cada pregunta del público con un poco de miga.

Pero hubo alguna pregunta más, esta vez referida al traspiés del representante de Locutorios Unidos, un joven le dijo: “ De su charla, se puede deducir que con la regularización-“legalización”- masiva de inmigrantes el margen de beneficio de su empresa se ha reducido, ¿ diría Vd. que esto es así ? ¿ se puede decir que su negocio es más rentable con la ilegalidad o desregularización de inmigrantes?”

El ponente dijo de forma muy deslavazada que él no había dicho eso exactamente, que él consideraba en mucha estima a los inmigrantes y se dedicó a narrar casos personales en un intento de lograr la complicidad, ya irrecuperable, con un público mayoritariamente de procedencia inmigrante y que, por cierto, había comprendido perfectamente lo que había querido decir. Como ejemplo, citó el día en que él, personalmente, felicitó a un inmigrante por haber gastado 50 céntimos de euro en un fax recibido en su locutorio, donde le comunicaban que le habían concedido la tarjeta de residencia, “son los 50 céntimos mejor gastados de tu vida” (sic).

El mismo joven del principio volvió a insistir con el representante de Vodafone, a ver si ya respondía a algo:“Como usted ha dicho que trabaja en márketing y antes no ha querido o no ha sabido responder a mi pregunta, le formularé una pregunta relacionada con el márketing de Vodafone. En la última campaña de Vodafone en TV correspondiendo con las navidades, ustedes mostraban a un inmigrante que acababa de conseguir la tarjeta de residencia y para celebrarlo tecleaba en el móvil su propio número de tarjeta de residencia y hablaba con la persona cuyo número de móvil coincidía con ella. ¿No le parece a usted que esto es una manera de frivolizar la importancia que para cualquier persona que viene de fuera tiene la tarjeta de residencia?” Su respuesta esta vez fue más amplia: “No, porque lo que precisamente queríamos mostrar era esa importancia real y que entonces usa el móvil para comunicar una noticia importante a su familia.”

El joven le corrigió: “Perdone, pero le estoy diciendo que en el anuncio no llamaba a sus familiares, sino que tecleaba el número de su tarjeta de residencia en el móvil, ¿a usted le parece real que en vez de llamar a alguien querido cuando uno tiene una gran noticia decida teclear su número de tarjeta de residencia? Aquí hay muchos inmigrantes presentes y no creo que nadie, ni yo mismo, si estuviera en una situación parecida, actuaría de esa forma, ¿no le parece entonces frívolo?”

Y dando por fin una respuesta: “Para nada, recuerdo que en otros anuncios, porque había varios modelos, un chico llamaba a la casa donde había vivido para hablar con quien la habitaba en ese momento, por ejemplo; repito que no me parece que haya frivolidad ninguna, como ha comentado el compañero de Locutorios Unidos antes, la tarjeta de residencia es para ellos realmente importante y eso es lo que queríamos mostrar”.

Eso es lo que mostraron también en la charla: que solo les importa el negocio y que ellos habían venido a hablar de su negocio.
Seguiremos informando

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)