Por: Katiuska Vásquez

Veintiocho de 35 viajeros que fueron “devueltos” de España en diciembre del año pasado vieron, por segunda vez, su “sueño europeo” frustrado esta semana, cuando el servicio de migración del aeropuerto madrileño de Barajas los mandó de regreso a Bolivia.

Los viajeros intentaban entrar al país europeo de la mano de la misma agencia, que en diciembre del año pasado los llevó a cambio de 2.700 dólares y con la estrategia de hacerse pasar por bailarines de tinkus, que iban a bailar a un festival de folklore latinoamericano a España. Incluso llevaban sus trajes típicos, comprados por ellos mismos, en las maletas.

En esta ocasión y después de aumentar 500 dólares a la agencia, los viajeros intentaron repetir la misma estratagema, con la única diferencia de que esta vez tomaron el vuelo desde Perú. Pero, según cuentan las víctimas, el resultado fue una “fotocopia” del primer caso: el guía los abandonó en medio camino y la Policía de Barajas les observó que las invitaciones que llevaban eran falsificadas. En el primer viaje ignoraban que estos documentos fueran fraguados, pero en el segundo tenían pleno conocimiento. Incluso, la agencia les hizo firmar un documento en el que los clientes corrían con toda la responsabilidad en caso de una “deportación”.

Debilidades

Los viajeros relataron que en la travesía de esta semana, los agentes de Migraciones de España les pedían documentos notariados y avalados por la Embajada Española en Bolivia.

Una de las viajeras añadió que la agencia justificaba el elevado precio de su paquete porque se trataba de un viaje “seguro” como folcloristas.

Los 28 viajeros iban como bailarines de danzas folclóricas y llevaban todo el atuendo de tinku, como parte de las instrucciones que les dio la agencia de viaje para que ingresen sin problemas a España, pues debían pasar como invitados para el Carnaval. Sin embargo, los disfraces que cada viajero compró antes de partir no convencieron a los agentes de migración.

Los folcloristas se embarcaron por primera vez a España en diciembre, pero regresaron a Bolivia el 31 de ese mes por las mismas observaciones.

La segunda odisea fue programada para febrero con el Carnaval como pretexto y con el resultado ya conocido.

De regreso en Cochabamba, la mayoría de los viajeros interpuso una demanda contra la agencia en la Policía Turística con la esperanza de recobrar su inversión.

Otro grupo de viajeros prefirió seguir negociando con la agencia con la ilusión de volver a intentar el viaje por tercera vez. Sin embargo, la empresa les dijo a través de su administrador que iba a negociar con cada uno y que “aunque venga el Presidente” no les daría “un centavo”, contó una de las viajeras.

El grupo de viajeros que se cansó de negociar con la agencia anunció que seguirá hasta el final, debido a que tiene el respaldo de las cartas. En este grupo, se hallan varias mujeres que adquirieron préstamos para solventar el viaje y que ahora afrontan deudas.

Pasaportes por $us 300

Un par de viajeras contó que optó por contratar a esta agencia pese a que el precio del paquete era alto, debido a que el servicio incluía el trámite del pasaporte en La Paz. Los pasajeros pagaron 550 bolivianos y 300 dólares para contar con el documento.

La empresa les entregó el permiso de viaje en un par de días a pesar de que a fines de 2006 existía una escasez de pasaportes en la Dirección de Migración. La eficiencia para conseguir el documento animó a los viajeros que pagaron los 2.700 dólares para ir a España y se compraron los trajes típicos.

La propuesta de irse como bailarines les inspiró confianza a los viajeros, sobre todo porque hace meses alguno de sus parientes utilizó la misma estrategia con éxito. Sin embargo, los 28 viajeros no contaron con la misma suerte y ahora esperan recuperar parte de su inversión.

Según comunicados de la Unidad de Turismo de la Prefectura, ninguna agencia de viajes puede tramitar pasaportes, debido a que el proceso es personal. Sin embargo, los viajeros denunciaron que el administrador de la agencia, a quien llaman René, consiguió los documentos con llamadas de celular.