El aumento de asiáticos convierte el Tarajal de Ceuta en Chinatown

ABC, 28-01-2007

CARMEN ECHARRI

CEUTA. La presencia de comerciantes chinos en el polígono comercial del Tarajal, que separa Ceuta de Marruecos, ha terminado por cambiar la peculiar fisonomía de una zona a la que a diario acuden a comprar miles de porteadores marroquíes, organizando avalanchas, tapones y carreras a la desesperada por conseguir el mayor número de entradas de bultos en Marruecos, a través del paso del Biutz.

Comercio sin licencia

El floreciente negocio enquistado en la ristra de naves que conforman el polígono, muchas de ellas no regularizadas ni tan siquiera con la licencia de apertura, ha terminado por atraer a la población china, convertida en los esclavos del siglo XXI.

En un par de años se ha detectado el asentamiento de una decena de naves controladas por comerciantes chinos llegados de la península, que se dedican a la venta de ropa y calzado ofertando precios notablemente reducidos, amparados en una mano de obra barata. Aunque todavía no han dado forma a una competencia que sea motivo de crítica entre el resto de comerciantes, bien ceutíes y algún marroquí, lo cierto es que existen recelos hacia su implantación, debido al cada vez mayor dominio comercial que consiguen.El oscurantismo y la negativa a aparecer en los medios de comunicación adorna de un peculiar secretismo la vida diaria de estos comerciantes chinos que evitaron ser fotografiados por «ABC» en su recorrido por las naves comerciales que más millones mueven en toda Ceuta. «Evitan meterse en problemas y poco a poco se van implantando en la ciudad. Con tiendas de los antiguos ´20 duros´, restaurantes y tiendas de ropa terminan asentándose sin problemas, permaneciendo abiertos las 24 horas del día. Es la esclavitud de la actualidad, una esclavitud permitida ya que todos llegan con sus documentos, sin cometer ninguna ilegalidad que podamos perseguir», apunta una fuente de la Policía Nacional.

Incremento en datos

Los datos lo confirman, en un año 66 chinos se han dado de alta en Ceuta, constituyendo la segunda comunidad extranjera más importante tras la marroquí. Llegan desde la península para trabajar cobrando sueldos ridículos en base a los convenios con los que vienen marcados desde su país de origen. «Trabajan por cuatro perras para poder abonar el dinero a quienes han posibilitado su entrada en España. Tienen que estar entre ocho y diez años trabajando así, obtienen los papeles con más facilidad que cualquier extranjero pero su trabajo es extremo», concreta. De hecho en Ceuta se han detectado pisos en los que viven entre 16 y 17 chinos en una sola vivienda. «Viven hacinados pero legales».

Una aseveración que fue confirmada por ABC, ya que en el polígono del Tarajal se ha podido comprobar la existencia de una nave que utiliza una de sus zonas más apartadas a modo de dormitorio para sus trabajadores. Casa y trabajo se dan la mano en el mismo espacio. «Así pueden ejercer una competencia que podría ser desleal hacia otros comercios sometidos a un horario acordado», concretan comerciantes de la zona.

Aunque la tranquilidad es la tónica entre el comercio del Tarajal sí es cierto que prevalecen los recelos hacia una comunidad que representa una lucha frontal hacia el tradicional método de trabajo en España.En un futuro no muy lejano sí que se presentan como una amenaza real hacia los negocios allí asentados. «Fíjate en menos de dos años cómo han ido creciendo, y así está sucediendo en otras ciudades», apunta un comerciante del polígono.

En Marruecos la presión comercial china también se ha hecho notar hasta el punto de constituir un problema para los comercios enraizados, que han emitido una queja oficial por esta situación de competencia directa a bajos precios.

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