"Violencia y mujer son antitéticos"

El Periodico, 28-01-2007

Colombia tiene dos millones de desplazados internos tras 40 años de violencia generada por un triángulo letal: paramilitares, guerrilla y narcotráfico. Una intrincada realidad que conoce a fondo María Emma Mejía (Medellín, 1953), dos veces ministra (Exteriores y Educación), exembajadora en Madrid y hoy directora de la fundación Pies Descalzos, creada en 1997 por la cantante colombiana Shakira, quien inició el jueves en Hamburgo una gira europea patrocinada por Seat. Parte de los fondos obtenidos se destinarán a esa oenegé.

– – Dos millones, qué barbaridad.
– – La cifra ha convertido a Colombia en el segundo país del mundo, por detrás de Sudán, con una crisis de desplazados más acuciante. De esos dos millones, unos 800.000 son ni –
ños, que están desescolarizados y sufren graves problemas de malnutrición. Ellos constituyen el objetivo de Pies Descalzos.

– – Habiendo sido ministra, ¿no le sabe a poco presidir una oenegé?
– – Al contrario, es un trabajo enriquecedor que he abrazado con alivio porque se trata de una forma de mirar al Estado desde el otro lado.

– – ¿Satisface poner parches?
– – Sí, porque los resultados son más visibles. Desde el Estado se hacen políticas generales y mover sus mecanismos es una tarea titánica. En Quibdó, a orillas del Pacífico – – un paraíso terrenal que hoy, sin embargo, parece Darfur (Sudán) – – , creamos una escuelita, la única infraestructura, que alberga a 630 alumnos. Es hacer política desde una célula muy pequeña.

– – Cuéntenos cómo son esos niños.
– – Dos de ellos me robaron el corazón. Wilson, de 9 años, desplazado desde los Llanos tropicales, en la frontera con Venezuela, hasta la gélida Bogotá. Wilson fue invitado a EEUU para acompañar a Shakira a una entrega de premios. Instalado en un hotelazo, el crío recogía los vasos de plástico, la comida y todo lo que los huéspedes desechaban.

– – ¿El otro?
– – Celia, una negra chiquita de Quibdó, víctima de violencia familiar y desnutrida… Su madre hacía sopa con recortes de periódicos. La niña padecía, además, graves problemas de aprendizaje: era incapaz de unir símbolos con lenguaje. Hoy es una satisfacción verla sana y socialmente integrada.

– – Dicen que en la época dura del cártel de Medellín podía entrar en los barrios más peligrosos.
– – Me enfrenté a esa realidad a pecho descubierto y creo que eso desarmó a los violentos. Soy una afortunada. Otras personas, como la senadora Ingrid Betancourt, llevan años secuestrados.

– – Usted iba sin guardaespaldas.
– – Creo que me ayudó el hecho de ser mujer. Violencia y mujer son algo antitético. Y entré sin escoltas en territorios entonces vedados para el Estado y la autoridad, en una época en que la cabeza de un policía se pagaba a 1.000 dólares.

– – También negoció el fallido acuerdo de paz con las FARC.
– – No sé si arrepentirme de haber intentado negociar… Querría ver a la guerrilla firmar un compromiso humanitario para liberar a los secuestrados. De todas maneras, tras negociar, uno es más consciente de la enorme distancia que nos separa de un grupo armado que lleva 40 años en el monte y todavía cree en el estalinismo.

– – ¿Criticaría a Zapatero por haber negociado con ETA?
– – Yo también negociaría; siempre he apostado por ello. La gran cuestión es por qué ETA ha desaprovechado esta oportunidad y ha vuelto a las andadas, cuando la única certeza es que la violencia no lleva a ninguna parte.

– – Dicen que Uribe no está haciendo demasiado por desmovilizar a los paramilitares.
– – Yo misma he sido muy crítica con el proceso, sobre todo al principio, cuando parecía que era el poder judicial el que se sometía a ellos. Pero la ley de justicia y paz, de todas formas, ha hecho que los paramilitares empiecen a contar sus crímenes, sus masacres, que destapen la olla de los políticos que colaboraron con ellos. La curación es imprescindible en los procesos de reconciliación nacional.

– – Evo Morales, Chávez, Correa, de nuevo Ortega… Uribe está cada vez más solo.
– – Tenemos un vecindario complejo que regresa a unas ideologías que ya creíamos superadas. Cuando en todo el mundo se generan procesos de integración, nosotros nos separamos cada vez más por motivos ideológicos.

– – Vive en una zona privilegiada de Bogotá con altas medidas de seguridad. Desde esa torre de marfil, ¿se atisba la auténtica realidad del país?
– – Absolutamente. Lo importante es no aislarse, derribar los muros de Berlín imaginarios. Seguro que los chicos de Pedralbes y los de La Mina comparten inquietudes, gustos musicales. Demoler esas barreras es la mejor forma de construir ciudada –
nía.

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