30 inmigrantes malvivían en un piso de 60 metros cuadrados en Valencia

Las Provincias, 28-01-2007

La policía ha detenido en Valencia a dos indios acusados de explotar a 40 compatriotas en labores agrícolas. Las víctimas residían en condiciones infrahumanas en varios pisos de una banda de traficantes de seres humanos. En una de estas viviendas de 60 metros cuadrados, malvivían hacinados hasta 30 inmigrantes. Sorprendió a un amigo cuando lloraba durante una conversación telefónica. El inmigrante hablaba con un familiar residente en la India. Mientras derramaba las lágrimas, explicaba entre sollozos cómo lo estaban explotando en tareas agrícolas en Valencia. Era una víctima más de una red de traficantes de seres humanos.


Tras presenciar esta triste escena, el ciudadano indio acudió a la policía para denunciar los hechos. “No quería que su compatriota siguiera sufriendo”, explicó un agente que participó en la investigación.


La policía realizó indagaciones durante dos meses y localizó los pisos de Valencia donde malvivían hacinados 40 inmigrantes indios. Según informaron ayer fuentes policiales, las víctimas fueron liberadas el pasado miércoles por agentes de la Unidad contra Redes de Inmigración y Falsificaciones (Ucrif) de la Jefatura Superior de Policía de Valencia.


Tras una ardua investigación, la policía diseñó un operativo especial en el barrio valenciano de Torrefiel para detener a dos miembros de la banda de traficantes de personas.


Los dos indios arrestados, considerados los responsables del grupo delictivo en Valencia, están acusados de los delitos de favorecimiento de la inmigración ilegal y contra los derechos de los trabajadores.


Fueron detenidos sobre las siete de la mañana del miércoles en las proximidades de la vivienda donde residían con algunas de las víctimas.


Captados a través de anuncios

Según las investigaciones policiales, los inmigrantes indios fueron captados con falsas promesas en anuncios publicados en la prensa local de la ciudad india de Gujrat.


Una empresa ficticia les ofreció un salario superior a los 1.500 euros en España con alojamiento, manutención y permisos de residencia. Para conseguir todo esto, las víctimas tuvieron que pagar 15.000 euros, por lo que algunas de estas personas vendieron sus pertenencias e hipotecaron sus bienes en su país.


Antes de viajar a España, la organización delictiva obtuvo los visados con falsas alegaciones ante las embajadas de varios países de la Unión Europea.


Cuando llegaron a Madrid, un miembro de la banda se encargó de cobrar la cantidad de dinero convenida y luego trasladó a los inmigrantes indios a otras ciudades de España.


Y hasta que no llegaron a Valencia, su destino final, no descubrieron la cruda realidad. El salario de 1.500 euros era una falacia y el alojamiento y la manutención dejaban mucho que desear.


Vivían hacinados en varias viviendas en condiciones insalubres. En uno de los pisos de 60 metros cuadrados registrados por la policía, malvivían 30 inmigrantes indios. “Tenían que pagar 60 euros mensuales cada uno por el alojamiento”, según informaron las mismas fuentes policiales. Diariamente, eran trasladados a campos de la provincia de Valencia para recolectar naranjas.


Trabajaron hasta diez horas seis días a la semana durante un mes y no recibieron ni un solo euro por esta dura labor. Además, pagaban seis euros por el traslado al campo de naranjos, por lo que la mayoría de ellos gastaron en pocos días el dinero que tenían y se arruinaron.


Los dos miembros de la banda detenidos fueron puestos el viernes a disposición del juzgado de guardia de Valencia.


jmartinez@lasprovincias.es

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