DEBATE EN MARRUECOS SOBRE EL PAPEL DE LA EMIGRACIÓN

La diáspora pide la palabra

Los emigrantes marroquís reclaman a su país de origen que les reconozca los derechos básicos Reivindican la "doble ciudadanía" y su contribución al desarrollo

El Periodico, 05-01-2007

Por si no tuvieran bastante con las dificultades de la integración en sus nuevas sociedades, los tres millones de emigrantes marroquís (600.000 en España) viven asimismo una relación compleja con su país de origen. Pese a que las remesas de dinero que envían a su patria constituyen uno de los principales motores económicos de Marruecos, la falta de reconocimiento de derechos políticos y sociales les convierten, también aquí, en ciudadanos de segunda.
En noviembre del 2005, el rey Mohamed VI anunció con toda solemnidad que los marroquís residentes en el extranjero -un 10% de la población- podrían votar y ser candidatos en las elecciones, pero el Gobierno ya ha avisado que en los próximos comicios, previstos para este año, aún no será posible. Eso no es todo, ni mucho menos.

Vía crucis
Los matrimonios y divorcios en el extranjero no son válidos en Marruecos. Los hijos de familias mixtas solo tienen derecho a la nacionalidad si es el padre quien es marroquí. Los consulados apenas resuelven trámites administrativos, lo que para muchos asuntos -herencias, compraventas, certificados de penales…- obliga a los emigrantes a desplazarse a Marruecos, donde acaban enredados en una maraña burocrática que les condena a un vía crucis de negociado en negociado. Y para los jubilados que deciden volver a su país natal, cobrar su trabajada pensión o recibir la asistencia sanitaria para la que han cotizado durante años es a menudo una misión imposible.
De todo ello se habló largamente a mediados de diciembre en la Conferencia Transnacional sobre la Emigración Marroquí. Más de 400 participantes, procedentes en su mayoría de la UE (con amplia presencia española), EEUU y países del Golfo, se reunieron en Rabat para reivindicar su “doble ciudadanía” e iniciar “un debate serio sobre la emigración marroquí”, en palabras de Abdelhamid Beyuki, representante de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquís en España (ATIME).
“Cuando llegamos a Marruecos de vacaciones vemos muchas pancartas de bienvenida, pero todas son de bancos”, se queja Beyuki, quien pide para los emigrantes un papel activo en la sociedad marroquí. “Hay gente muy bien formada, y podemos aportar mucho a la construcción de un Marruecos democrático”, afirma. “Queremos una relación responsable con nuestro país, con derechos y deberes. Ser ciudadanos de pleno derecho allí y aquí. Pertenecemos a las dos sociedades”, apunta Kamal Rahmouni, presidente de ATIME.
Para ello, la conferencia reclamó la revisión de los convenios bilaterales con los países de acogida. En cuanto a pensiones, ya los hay con Francia, España y Holanda, pero según Beyuki “funcionan mal”. “Poca gente los conoce, y los trámites son muy complicados”, comenta. Para la asistencia sanitaria, el problema añadido es que, aunque haya convenio, “la sanidad pública marroquí no tiene medios y está muy lejos de poder ofrecer al beneficiario el servicio por el que cotizó durante años en Europa”, agrega.
Otra petición fundamental es la ventanilla administrativa única, tanto en Marruecos como en los consulados. Ello no solo debe resolver multitud de problemas prácticos, sino también “favorecer las inversiones de los emigrantes en su país”, destaca Rahmouni.

Diálogo con el Gobierno
El tema estrella fue el de los derechos políticos. El Gobierno justifica el retraso del voto por lo complejo que resulta su puesta en marcha, pero a los emigrantes ese argumento no les vale. Tampoco la supuesta preocupación por un aumento de la influencia islamista. “Eso no tiene ninguna base. Lo que pasa es que los partidos temen no poder controlar la emigración, a la que han tenido olvidada 40 años. El majzen entorno real tampoco se fía del todo de nosotros, y con razón. Llevamos años viviendo en contextos democráticos, y ya no estamos para lealtades feudales. Somos leales a Marruecos, no a ellos”, dice Beyuki.
Los emigrantes exigen asimismo la prometida creación de un Consejo Consultivo de los Marroquís del Mundo “con criterios democráticos”. En todo caso, para los organizadores fue ya un éxito la propia celebración de la conferencia y, sobre todo, sentarse por primera vez en la misma mesa con representantes del Gobierno.

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