Localizan restos del vehículo que podría ser del segundo desaparecido

El hallazgo se produjo después de que los bomberos reorientaran la búsqueda La novia se equivocó en situar la ubicación del coche en el aparcamiento de la T-4

Diario Vasco, 05-01-2007

MADRID. Equipos de rescate localizaron anoche los restos del coche de Diego Armando Estacio, el segundo ecuatoriano desaparecido tras la explosión de una furgoneta bomba de ETA en el aparcamiento de la T – 4 de Barajas. La búsqueda de Estacio se centró ayer en un lugar diferente después de que la novia del desaparecido rectificara su «apreciación inicial» respecto al lugar donde creía que habían aparcado el coche. Al cierre de esta edición, se inspeccionaba el vehículo a través de una cámara ante la imposibilidad de que un bombero pudiera acceder al interior del coche. El turismo se encuentra emparedado entre otros dos vehículos, uno arriba y otro abajo, seguramente desplazados por la fuerte onda expansiva. Se halla en la intersección de tres forjados en uno de los extremos del módulo C de la primera planta.

La pareja del desaparecido reconoció ayer por la mañana la plaza 616 de la primera planta del módulo D del aparcamiento como la que habían utilizado para aparcar su vehículo, mientras que hasta ese momento se había centrado la búsqueda en la segunda planta del edificio. Los bomberos comenzaron de cero el rastreo de un nuevo estrato.

La orden de cambiar el lugar de búsqueda se produjo después de que en la madrugada de ayer los bomberos concluyeran sin éxito la inspección de los escombros de los alrededores de la plaza 307 de la segunda planta del módulo D, el lugar donde la novia de Estacio, Verónica Arequipa, dijo en un primer momento que ambos habían estacionado su vehículo el pasado sábado a las 8 horas de la mañana, cuando llegaron a la Terminal 4 para recoger a la madre de la mujer.

En la mañana de ayer, la pareja del desaparecido examinó con los técnicos los croquis de lo que fue el módulo D y vio «con serenidad» las imágenes de las cámaras de seguridad que habían grabado un Renault Clio blanco como el suyo en otro nivel. Fue entonces cuando Arequipa se dio cuenta de su error fruto – como dijo el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba – del «impacto psicológico impresionante» sufrido por el atentado.

Sin pausa

Las tareas de búsqueda del segundo desaparecido no cesaron. Tampoco pararon las labores de desescombro, ahora centradas en limpiar los accesos a los espacios de lo que fue la primera planta. Según informó Pérez Rubalcaba, después de cinco días y medio de trabajo a destajo, los operarios han extraído de la ‘zona cero’ unas 6.400 toneladas de escombros, apenas la cuarta parte del total de material que hay que desalojar.

Los técnicos creen que el desescombro del módulo D no concluirá antes de dos semanas, aunque confían en que, una vez hallados los restos de Estacio, el ritmo de trabajo pueda acelerarse. El ministro también explicó que Emergencias ha sacado del módulo D los restos de 178 turismos, por lo que todavía quedarían bajo los cascotes otros ochenta automóviles pendientes de ser retirados. AENA informó que hasta ahora ha recibido 1.554 reclamaciones de propietarios de vehículos afectados por la explosión.

Por otro lado, Rubalcaba indicó que el ciudadano uruguayo que debía haber volado a su país el día del atentado por la noche desde Barajas, y cuya desaparición fue denunciada por su familia, se encuentra con vida y nunca estuvo en el lugar del atentado.

Vuelo a Quito

El cadáver de Carlos Alonso Palate, la primera víctima mortal de ETA desde 2003, fue repatriado a Ecuador, su país natal, a bordo de un avión Boeing 707 del Ejército del Aire. Junto a los restos mortales viajaron hasta Quito los doce familiares que se habían desplazado a Madrid para seguir las labores de rescate de la víctima. Les acompañaron la secretaria de Estado de Cooperación para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, y dos psicólogos del servicio de emergencias del Ayuntamiento de Madrid (SAMUR).

En la capital ecuatoriana estaba previsto trasladar el cadáver por carretera hasta su pueblo natal, Picaihua, localidad levantada en las proximidades del volcán Tungurahua, a 230 kilómetros de Quito, donde será enterrado.

Antes de ser repatriado, el cadáver fue sometido a la preceptiva autopsia en el Instituto Anatómico Forense de Madrid. El análisis ‘post mortem’ de los restos, realizado por forenses de la Comunidad de Madrid y de la Audiencia Nacional, desveló que el inmigrante ecuatoriano murió aplastado por los escombros y asfixiado tras cinco minutos de agonía después de producirse la explosión de la furgoneta bomba colocada por ETA.

Los trabajos de rescate del cadáver de Palate se extendieron durante más de ocho horas desde su localización este miércoles, debido a la dificultad para acceder al coche. El bombero del Parque Quinto del Ayuntamiento de Madrid Fernando Bonilla, que encontró el vehículo del ecuatoriano, relató ayer los pormenores de la compleja operación. Fue este funcionario quien, a las 18.45 horas del miércoles, divisó a través de una grieta la matrícula del Renault Clio en el que se suponía que estaba el cadáver del inmigrante. Bonilla se introdujo reptando por la ranura para comprobar que, efectivamente, el cuerpo se encontraba dentro del automóvil.

A partir de ese momento, una quincena de bomberos trabajaron para desmontar uno a uno los cuatro forjados de hormigón, cada uno de un grosor cercano al medio metro, que habían caído sobre el coche de la víctima. Los tres primeros bloques pudieron retirarse con ayuda de máquinas y grúas, pero el último, para no dañar el cadáver, fue desmontado a mano por los bomberos, sólo ayudados con martillos automáticos y lanzas térmicas.

Una vez retiradas todas las toneladas de hormigón, los técnicos cortaron el techo del vehículo para poder acceder al cadáver. Debido a lo angosto del espacio, fue otro bombero menos corpulento, Ricardo García, el que llegó hasta los restos mortales. El cuerpo de Carlos Alonso Palate estaba sobre el asiento inclinado del copiloto, recostado y cubierto por la manta que utilizó en su última siesta. COLPISA

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