Peregrinaje en busca de billete de vuelta

El Mundo, 26-12-2006

ISABEL GARCIA. Especial para EL MUNDO

QUITO.-El Gobierno ecuatoriano destinará 1,5 millones para fletar vuelos chárter que repatríen a los afectados de Air Madrid Un día, en la oficina de objetos perdidos del aeropuerto Mariscal Sucre de Quito. Otro, en la sede de Air Madrid de la capital ecuatoriana. Un tercero, concentrado frente a la Embajada española y el Ministerio de Relaciones Exteriores. Y muchos más, en la cola que rodea a la Defensoría del Pueblo. Así está pasando sus vacaciones de Navidad Jaime Carcelén, uno de los 5.200 ecuatorianos afectados por el cese de actividades de la compañía Air Madrid.


Vive en Arnedo (municipio riojano de 14.000 habitantes), junto a su mujer Jenny y sus dos hijas (Jéssica, de 11 años, y Carol, de 10), desde hace cinco años. Justo el tiempo que hace que no visitaba Quito, su ciudad natal, ni a su familia. «Mis cinco hermanos viven aquí; ya sé que es raro, pero sólo yo emigré», comenta. Eligió Air Madrid para regresar y ahora se arrepiente.


Las peripecias comenzaron al comprar los billetes, en febrero, a razón de 1.200 euros cada adulto y cerca de 800 cada niña. Ya entonces unos compatriotas le advirtieron del periplo de más de 30 horas con Air Madrid para llegar a Ecuador desde España.


Unos días antes de volar, Jaime, que trabaja en una empresa de calzado en La Rioja, comenzó a oír rumores de un posible cierre de la aerolínea. «Nos dijeron que estaban investigando a los dueños y que la cosa no pintaba muy bien, pero nosotros queríamos comer el pavo de Navidad con nuestra familia y armar los años viejos (monigotes de serrín que caricaturizan a personajes famosos) la última noche del año», asegura, cargado de facturas, denuncias y fotocopias, a las puertas de la Defensoría del Pueblo, ubicada a unos pocos metros del aeropuerto de Quito. Le acompaña en la peregrinación una de sus hermanas, Selenia, que le ayuda con todos los papeleos.


Más problemas


Los problemas continuaron el 5 de diciembre, cuando toda la familia hacía cola para facturar en Barajas: había overbooking y deberían esperar a otro vuelo. Pasaron dos días en el aeropuerto hasta que pudieron embarcar y esperan una compensación de 600 dólares (450 euros).


Al llegar a Ecuador, más de lo mismo: de las ocho maletas sólo llegaron dos. «No estamos disfrutando las vacaciones porque tenemos que estar de acá para allá todo el día, sin saber cuándo vamos a regresar a España. Yo estoy preocupado porque tengo que trabajar y las niñas deben ir al colegio», comenta indignado.


Comparte su opinión, en medio de una larga fila de afectados, Alberto Jácome, que trabaja como albañil en Cartagena. Llegó a Quito con la venezolana Santa Bárbara Airlines hace una semana, pero su esposa y su hijo pequeño lo hicieron con Air Madrid unos días antes. Él regresará a España el 7 de enero. Ella no tiene la menor idea. «Están jugando con nosotros porque a nadie le importa lo que nos pase por ser emigrantes».


Mientras, Oscar Escobar, representante de la Asociación de Familias de Emigrantes, sale de la Defensoría del Pueblo. Su primer anuncio es una manifestación para hoy frente al Palacio de Gobierno de Carondelet, en pleno centro histórico, y la apertura de delegaciones en la mayoría de las provincias del país.


En segundo lugar, les transmite que el presidente de la República, Alfredo Palacio, ya ha dado el visto bueno para que dos de los cinco millones de dólares (1,5 millones de euros) con los que cuenta el Fondo especial de Migrantes se destinarán al alquiler de vuelos chárter para que los ecuatorianos residentes en España puedan regresar.


Aun así, los afectados reclaman que se incremente la cantidad al considerarla insuficiente. Por ello, Palacio asegura que su Gobierno estudia añadir un millón de dólares (760.000 euros) más para paliar la crisis. Se está elaborando una lista con los datos de los damnificados para agilizar la burocracia. «La idea es que los emigrantes cedan los derechos de sus billetes al Programa de Ayuda al Migrante para que sea éste quien cobre el dinero de Air Madrid y del Ministerio de Fomento español y lo distribuya entre los dueños de los boletos», explica Mauro Valdivieso, abogado de los afectados.


El ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Carrión, es el encargado de realizar esta tarea. Éste dio orden a su Embajada en España y a los distintos consulados de salvaguardar los «derechos migratorios y laborales» de los ecuatorianos que no puedan reincorporarse a sus puestos de trabajo a tiempo. Para ello, se concederán visas extraordinarias a los perjudicados que las soliciten.


Vuelos de Fomento


Las medidas no acaban de convencer a Rosa Hurtado, que llegó en uno de los dos vuelos de Iberia que el Gobierno español fletó el pasado jueves. El suyo aterrizó a las 7:15 (hora local) en Quito con 380 pasajeros. A las 20.55 horas llegó otro. Era uno de los últimos vuelos de Fomento.


Rosa durmió cuatro días en Barajas, por lo que el cansancio y la indignación eran evidentes. «Hemos llegado, pero no podemos estar tranquilos porque no sabemos cómo ni cuándo vamos a regresar», explica la mujer, de 32 años, y empleada doméstica en Madrid. Sale corriendo porque ha identificado a su hermana, a la que no ve desde hace cuatro años.


A Patricio Paredes le importa menos el regreso. «Lo importante es que estoy aquí y que voy a ver a mi familia después de siete años, y si ahora no puedo volver, ya encontraré la forma…», relataba enfadado mientras buscaba, inútilmente, sus maletas en una algarabía de gritos y empujones. «Es indignante cómo nos han tratado en Madrid. Las autoridades responsables de los ciudadanos colombianos y argentinos, que también estaban con nosotros en el aeropuerto, arreglaron rápido todos los problemas, pero nuestros responsables nunca aparecieron», denunciaba entre grandes aspavientos. El mismo avión retornó a España por la tarde, pero con sólo 36 pasajeros, ya que muchos ecuatorianos afectados ni siquiera se habían enterado de que existía este vuelo.


La Fiscalía General de Ecuador ha abierto dos investigaciones sobre la posible quiebra de Air Madrid para atribuir responsabilidades en el país andino. El intendente de la provincia de Pichincha (donde está Quito), Pablo Santos, ha ordenado que no salga del país Flor de María Izquierdo, gerente general de la compañía en Ecuador. Pero sus abogados han demostrado que ella no es la apoderada y, por lo tanto, no se puede hacer responsable de los hechos.


2.000 euros para regresar


Félix Quesada, afectado de Air Madrid, ha buscado sin éxito un vuelo que le lleve a Barcelona en otras aerolíneas como Lan Chile, Santa Bárbara Airlines o Avianca. «Me dicen que no hay un cupo hasta mediados de febrero». El precio para un billete de ida oscila entre 1.500 y 2.000 euros, cuando su coste normal no debería superar los 800. «Es todo un abuso. ¿Quién puede permitírse eso?».


Félix llegó a Ecuador el 12 de diciembre, tres días antes de que la empresa cerrara. Ha recorrido las agencias de viaje pero la respuesta siempre es «no hay cupo». El billete que compró con Air Madrid estaba fechado para el 6 de enero, ya que debía reincorporarse a su trabajo en un céntrico bar de la Ciudad Condal el día 8. «No sé qué voy a hacer…», suspira.


El resto de aerolíneas que cubre el trayecto Ecuador – España hace su agosto en pleno diciembre. Susana Hidalgo, empleada de Lan, explica que no hay asientos para viajar a la Madre Patria hasta el 15 o el 20 de febrero. «Y a precios más elevados de lo habitual, sólo queda en primera». Ni siquiera quienes adquirieron un billete con la compañía previamente pueden hacer modificaciones, ya que los afectados ‘pudientes’ de Air Madrid comenzaron a comprar los billetes desde el mismo 15 de diciembre, cuando se destapó la crisis.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)