La Otra Orilla. El visado de Ouseynon

«Con él ya puedes hablar de literatura Calderón y Lope como de Alejandro Sanz y Estopa; hasta puedes intercambiar chistes de su amplio catálogo, interpretados con acento andaluz o castizo»

Canarias 7, 25-11-2006

Ousseynon Gueye es senegaléstiene 33 años y vive en Rufisque, el pueblo de calles arenosas a 14 kilómetros de Dakar. Este joven es un cóctel étnico entre mandingas, serer y wolof, habla francés, inglés, algo de alemán, árabe, vasco, catalán y español. De nuestro país lo sabe todo. Lu lengua la aprendió en la Universidad Cheickh Anta Diop de Dakar , donde profesores e intelectuales como Amadou Ndoye y Faye Souleymane han instruido a generaciones de senegaleses que, atraidos por la música cubana, se lanzan desesperados a aprender todas las palabras y sus segundos significados. Con Ousseynon ya puedes hablar de literatura (domina a Calderón y Lope) como de música (desde Alejandro Sanz hasta Estopa) y puedes intercambiar chistes de su amplio catálogo, interpretados con acento andaluz o castizo. Este joven es guía turístico y así mantiene a una familia que oscila entre los 10 y 15 miembros. Su único sueño era visitar la España de la que tanto sabe para poder entrar en El Prado, ir de pinchos por el barrio viejo de San Sebastián o  entrar en el Nou Camp, para, a su vuelta, seguir ganándose la vida en su país, mantener a su familia y conectar tan bien con los turistas para los que trabaja. Como España, el país del que tanto sabe, considera hoy por hoy que todos los jóvenes senegaleses quieren venir para quedarse, la embajada en Dakar exige como requisito previo a la concesión deun visado una cuenta bancaria con fondos, billetes de ida y vuelta y nombre, dirección y cuentas bancarias de una persona española que asuma, incluso penalmente, la responsabilidad de una supuesta y, en este caso, improbable fuga. Ousseynon, con esa paciencia propia africana, se presentó un día en la embajada con toda la documentación y las señas de su amigo Manuel de San Sebastián, en cuya casa viviría durante unas semanas. Pero le denegaron el visado. Si este chico, con este perfil, no puede venir ¿qué pensarán los miles de jóvenes que no son como él?; si tampoco lo pueden hacer trabajadores, empresarios y estudiantes, ¿no los estamos empujando a  jugársela en un cayuco?

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