Un policía francés mata a un hincha al proteger a un aficionado israelí

Las Provincias, 25-11-2006

En el drama más grave que ha sacudido en los últimos tiempos al fútbol francés, un policía de paisano, de piel negra, que se protegía a sí mismo y a un aficionado israelí de ser linchados por una turba enardecida a gritos racistas, mató de un disparo a un hincha del Paris Saint Germain (PSG) e hirió a otro de gravedad el jueves por la noche en las inmediaciones del Parque de los Príncipes.


La aparente actuación de legítima defensa, según la Fiscalía de París, se produjo al término del partido de Copa de la UEFA frente al Hapoël de Tel Aviv, que supuso una nueva humillante derrota del equipo local (2 – 4) y desató las iras violentas de sus seguidores más fanáticos, encuadrados en peñas de idearios xenófobo y ultraderechista.


Según testigos presenciales, el policía Antoine Granomont, de origen antillano, intervino en auxilio del seguidor israelí Yanniv Hazout, que era atacado por decenas de hinchas radicales del PSG junto a una boca del metro. “Parece que se profirieron injurias racistas bastante masivas: ‘sucio negro’, ‘sucio judío’. También había ‘Le Pen presidente’, gritos de mono y saludos nazis”, afirmó el fiscal general de París, Jean Claude Marin.


El agente, que no iba uniformado, vació un pulverizador de gases lacrimógenos y luego utilizó su arma reglamentaria “cuando estaba en el suelo, golpeado en el vientre y la cara por los alborotadores”, explicó el magistrado. “La hipótesis más probable” es que efectuara un solo disparo que atravesó el pulmón de Mounir Bouchaer, de 26 años, antes de herir mortalmente a Julien Quemener, de 25. Fuerzas antidisturbios rescataron al policía y su protegido de la hamburguesería en la que se habían refugiado, asediada por cientos de asaltantes al grito de “Francia para los franceses”.


Extrema derecha

El joven muerto era miembro de los Boulogne Boys, peña creada en 1983 que se caracteriza por su violencia racista y afinidades con la extrema derecha. Uno de sus miembros, el neonazi Maxime Brunerie, disparó en 2002 con una escopeta contra el presidente Jacques Chirac en el desfile del 14 de Julio. “Los insultos racistas son vergonzosos, indignos y deben ser condenados”, declaró este viernes el jefe del Estado, a la cabeza de la unánime denuncia de la xenofobia por toda la clase política gala.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)