MADRID – «La política migratoria no puede basarse sólo en medidas
represivas. Los controles fronterizos, las medidas represivas contra las
violaciones de los derechos humanos son importantes pero es necesaria una
valoración positiva del papel de la inmigración» . Esas fueron las
palabras del arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, durante la reunión
plenaria ordinaria de la Comisión de Conferencias Episcopales (COMECE). El
arzobispo lamentó el veto que la mayoría de los estados miembros de la UE,
entre ellos España, pretenden imponer a los trabajadores procedentes de
Rumanía y Bulgaria, que entrarán en la Unión Europea (UE) el 1 de enero de
2007, y señaló que «la experiencia demuestra que la inmigración de los
países de la ampliación ha sido muy positiva», según informa Europa Press.
   Los obispos europeos pidieron a los países de la UE que no basen su
política migratoria sólo en la aplicación de medidas represivas, sino que
tengan también en cuenta el «papel positivo» de la inmigración y los
derechos humanos de los inmigrantes, los cuales deben ser protegidos ya
sean legales o no. En el encuentro – donde en representación de España
participó el obispo de Almería , Adolfo González Montes – , se discutieron
otros temas como la energía, la política de investigación o la declaración
que preparan los estados miembros sobre los objetivos y valores de la UE,
con la que pretenden relanzar el Tratado Constitucional. Sobre ello,
reclamaron que «no incluya únicamente una lista de los valores y
ambiciones de la UE, sino que refleje también la motivación religiosa y
humanística de la ciudadanía europea».