«Varón, negro y sin identificar»

ABC, 25-11-2006

POR CARMEN ECHARRI

CEUTA. Un grupo de religiosas, un fotógrafo de prensa y el vicario de la localidad, Francisco Correro Tocón, fueron los únicos asistentes al entierro del subsahariano que falleció el pasado martes en el hospital civil de Ceuta, tras una larga agonía en la UCI después de haber sido arrojado al agua por el patrón de la patera que le había prometido ese sueño europeo al final nunca alcanzado. Kone Watara – así dicen que se llamaba los supervivientes de la dramática expedición que arribó a las aguas del Sarchal el pasado 9 de noviembre – murió marcado por la soledad, ocupando uno de los nichos del cementerio ceutí de Santa Catalina, bajo el término de «varón, negro, sin identificar».

Ni tan siquiera acudieron al cementerio otros inmigrantes del CETI ceutí, sencillamente porque no le conocían. La solidaridad del colectivo supo más amarga que nunca y este joven de 27 años recibió sepultura sin homenajes, sin cánticos, sin rezos propios de su país, Costa de Marfil.

El propio vicario, a su vez responsable de la Iglesia de África a donde acuden los inmigrantes para participar en los actos religiosos, hizo mención a esa soledad, a ese desarraigo del sin papeles, orando por sus familiares que nunca más sabrán de Kone, ni de sus andanzas, ni del cumplimiento de sus sueños pretendidos ni de cómo terminó esa lucha que iniciara al partir de su tierra,integrando las cada vez más numerosas bolsas de clandestinos que intentan alcanzar Europa burlando la vigilancia de las fronteras norteafricanas de Ceuta y Melilla.

No sabía nadar

Mientras los restos de Kone descansan ya en el camposanto ceutí, junto a las decenas de clandestinos de distintas razas que durante años han recibido sepultura en este lugar, quien provocó su muerte permanece preso en Tetuán, tras haber sido detenido por la Policía marroquí como presunto autor del pase en patera de 11 inmigrantes.

Este joven podrá ser acusado de un homicidio ya que su criminal actuación fue la que causó la muerte de Kone. Este subsahariano no sabía nadar, pero a pesar de ello fue arrojado al agua, a 50 metros de la playa del Sarchal. Para cuando fue rescatado por dos agentes de la Benemérita que se lanzaron al agua para auxiliar al grupo de clandestinos, Kone ya había tragado demasiada agua. De hecho algunos testigos manifiestan que pudo estar más de diez minutos con la cabeza hacia abajo, «como los muertos», narran.

Agónica semana

Los primeros auxilios prestados en la propia playa por el 061 a Kone Watara no hicieron más que alargar su vida durante poco más de una agónica semana. Finalmente, el pasado martes fallecía en el clínico. De haber superado su estado, fuentes sanitarias apuntan al deterioro físico y mental que hubiera sufrido, debido a la cantidad de minutos que estuvo sin respirar.

La despedida de Kone marca uno de los trágicos episodios que deja el fenómeno de la inmigración en una Ceuta convertida en puerta de entrada para quienes sueñan con llegar a Europa con ayuda de las organizaciones mafiosas que organizan estos traslados. Los otros diez compañeros de viaje de Kone pueden al menos contarlo.

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