La escuela que necesitamos

Diario de Noticias, 25-11-2006

E N marzo se celebraron en Pamplona unas jornadas organizadas por el Departamento de Educación bajo el lema La escuela que necesitamos . Posteriormente, la prensa local se hizo eco de una comparecencia parlamentaria del Consejero de Educación en la que decía: “Suben las preinscripciones en centros concertados un 20% en castellano y un 11% en euskera y bajan las de la red pública un 1,5 % en castellano y un 6% en euskera”. Según la noticia, la hipótesis que aventuró era la de que “ha habido una campaña de descrédito hacia la enseñanza pública en la calle con pancartas y la prensa haciéndose eco de ello” y precisó que “ya había advertido que este tipo de acciones podían tener un efecto boomerang y volverse en contra del prestigio de la red pública”. Si hacía referencia a las asambleas informativas o a la jornada de huelga del profesorado de Secundaria, en las que solamente quedaban afectadas algunas clases del alumnado de 15 a 18 años, no comparto su análisis ya que, creo recordar que nuestros colegas de la enseñanza privada llevaron a cabo varios días de huelga que afectaron a las clases de todo su alumnado de 3 a 18 años, y ello no conllevó ningún efecto boomerang contra el prestigio de su red. Para tener una mejor visión de conjunto aportaré otros datos que el consejero obvió: en la Comarca de Pamplona el 60% del alumnado estudia en la enseñanza privada, el 40% en la pública. Sin embargo la escuela pública acoge al 80% del alumnado inmigrante. En los centros públicos donde el porcentaje de alumnado inmigrante es aceptable, se trabajan realmente, valores que todos los centros tenemos en nuestros Proyectos Educativos. La igualdad de oportunidades, la integración, el pluralismo y la tolerancia, el respeto a las creencias religiosas y a los planteamientos de carácter político o ideológico, se viven día a día. El fenómeno de la inmigración en Navarra es reciente. No parece que vaya a disminuir ni mucho menos a cesar. Es una realidad que debemos aprender y enseñar. No creo que ninguna familia navarra tenga inconveniente en que sus hijos e hijas compartan aula con niños de otras razas, lenguas o culturas ni que ningún ideario de ningún colegio rechace a este alumnado. Además todos los centros están sostenidos con fondos públicos. Entonces, ¿por qué se produce un desequilibrio tan grande en la tipología del alumnado entre centros. Como sociedad avanzada, ¿podemos permitir que esto ocurra? Un desequilibrio en el reparto de alumnado inmigrante supone una doble injusticia: estamos haciendo centros para alumnos inmigrantes, abocándolos a la segregación, y centros donde al alumnado navarro no se le está formando en un contexto educativo que reproduzca exactamente la realidad en la que debe vivir. Esto puede traer consecuencias imprevisibles en un futuro. Basta recordar los hechos acaecidos en Francia hace unos meses. En las jornadas anteriormente citadas, el profesor José Antonio García dijo: “La escuela es un bien público, no es una pieza más del mercado y no puede ser generadora de exclusión y fracaso y debe promover la cohesión social y el aprendizaje de la vida en comunidad”. El profesor José Manuel Esteve, indicó que nos hallamos inmersos en la “tercera revolución educativa” caracterizada por “reconvertir nuestros sistemas de enseñanza en sistemas educativos, considerando la educación como un derecho y no como un privilegio” y por “el intento de dar respuestas educativas a la diversidad superando la pedagogía de la exclusión”. Tras analizar el aumento del número de alumnos inmigrantes en nuestras aulas, señaló un informe de la OCDE en el que “la educación está siendo considerada, cada vez más, como una inversión para el futuro colectivo de las sociedades y naciones, mucho más que por el simple éxito futuro de los individuos”. También se citó a John Dewey que dice: “La educación es el ámbito en el que se aprende a vivir: resolviendo problemas reales, estando con los otros. No se puede separar de manera rígida la escuela de la sociedad porque la experiencia escolar y la vital son inseparables”. Debemos hacer una reflexión profunda entre todos sobre el modelo de escuela que necesitamos. La distribución del alumnado es un punto de partida fundamental. Esta reflexión ha de ser sincera y valiente, pensando en el futuro de nuestra sociedad. Hemos de trabajar, conjuntamente, por una redistribución justa y equitativa de todo el alumnado que permita reproducir en el aula la realidad de la sociedad y forjar en ella, de manera efectiva, la cohesión social.

En palabras del profesor Esteve: “Los países que no sepan responder a los nuevos desafíos educativos no tienen más alternativa, a medio plazo, que afrontar su decadencia”.

* Director del IES Navarro Villoslada

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