A. SALAS/LOS ALCÁZARES

Experta en el exilio español y en la historia de la inmigración, Alicia Alted, profesora de Historia Contemporánea de la UNED, ha coordinado la edición del libro De la España que emigra a la España que acoge, promovido por la Fundación Largo Caballero. «Nosotros hemos vivido situaciones semejantes a las de los inmigrantes en España», declaró en unas jornadas sobre inmigración, juventud y riesgos laborales organizada por UGT.

- ¿Hemos perdido la memoria en materia de inmigración, ya que hace pocas décadas España era un país de emigrantes?

- Sí, hemos perdido la memoria porque hoy se dan situaciones de alarma social sobre todo ante la llegada de subsaharianos en cayucos, cuando no hace ni 20 años que España era un país de emigración y se ha convertido, de forma muy brusca, de modo que no lo hemos asimilado, en un país inmigratorio. Llegamos al punto de que la inmigración es la primera preocupación, de modo que hay que conocer nuestro pasado para comprender este fenómeno global que afecta a Europa occidental, Estados Unidos y Canadá.

- ¿El objetivo del libro es avivarnos la memoria ante nuestra actitud a veces recelosa con la inmigración?

- Sí. Recuperar la memoria que parte de la sociedad tiene olvidada y que los jóvenes desconocen era un objetivo. El otro es ver que son situaciones históricas cíclicas, que las hemos vivido en nuestro pasado, para que la sociedad no lo vea como un problema sino como un fenómeno, que tiene aspectos negativos, pero también ventajas para la demografía española, la economía, el enriquecimiento cultural.

- Muchos lo ven como un fenómeno sin control. ¿Debe haber más control en las fronteras?

- Es difícil tener más control en las fronteras. Se ha intentado con un nuevo sistema en el Estrecho, ahora se intenta en las fronteras canarias, pero hay que pensar que la mayoría de los inmigrantes entran de forma legal en España. Viene por los aeropuertos como turistas y se convierten en ilegales a los 90 días. Los inmigrantes no han venido a quitar puestos de trabajo. Cubren sectores que los españoles no queremos. Imaginemos que desaparecen los que se ocupan de ancianos, empleadas del hogar, obreros del campo y la construcción. Si se integran, los inmigrantes podrán ascender laboralmente.

- Existe ese efecto llamada del que acusa el PP al Gobierno de Zapatero tras la regularización?

- En los procesos migratorios siempre hay efecto llamada, pero no es algo nuevo. Los primeros gallegos que fueron a América a finales del siglo XIX hicieron ese efecto llamada.

- ¿Lograremos convivir con nuestras diferencias o viviremos conflictos como en Francia?

- Hay que evitar las situaciones de no integración de Francia. Que los inmigrantes que llegan y acceden a un empleo, tengan vivienda, educación, servicios sanitarios y sociales, que son los cuatro factores básicos de la integración. En España, tenemos más en común con los inmigrantes mayoritarios, que son los latinos. En Francia, la mayoría son magrebíes, no se les ha dado perspectivas de empleo, viven en los suburbios.