Sólo para chinos

LA ÚNICA AUTOESCUELA EN MANDARÍN DE CATALUNYA HALLA UN FILÓN EN CIUTAT VELLA Y EN SANTA COLOMA

La Vanguardia, 21-11-2006

ÓSCAR MUÑOZ – BARCELONA

Las clases están pensadas para chinos, lo que, en la práctica, excluye a clientes españoles
Xiaoyong sube mañana al examen práctico de conducir. Espera aprobar, aunque – reconoce, en un castellano más que esquemático- “será bastante difícil”. Este joven de 27 años llegó a Barcelona, procedente de China, hace cinco años. Trabaja en una empresa textil de Badalona y es alumno de la autoescuela An-Le, la única de Catalunya en la que todas las clases teóricas se imparten, con la ayuda de traductores, en mandarín. Este centro abrió hace cinco años en el barrio del Fondo, en Santa Coloma, y, visto el éxito, hace dos desembarcó en Barcelona, en plena Ciutat Vella. “Hay muchas personas que se interesan y la verdad es que funciona muy bien”, explica Barbara Ji, una de las propietarias del negocio. En el local de Ciutat Vella, situado a dos pasos del Palau de la Música, las clases están a tope. “Tenemos unas treinta personas por turno – explica Tommy Zhou, uno de los responsables- y la cosa va a más”.

¿Sólo para chinos? Esta cuestión provoca controversia. Antonio Battista, que vive cerca del local de Ciutat Vella, está indignado. “Me iría de perlas por la proximidad – explica-; así que pedí información y me dijeron que lo sentían porque se trata de una autoescuela que sólo era para chinos”. A esta respuesta, Antonio plantea otra pregunta: “¿Cómo sentaría que una autoescuela española rechazara a una persona por ser china, peruana o pakistaní?”.

Los responsables de An-Le insisten en que el sólo para chinos debe matizarse. Ellos, insisten, no rechazan a nadie por no ser chino. “Lo que ocurre – precisa Zhou- es que las clases están organizadas especialmente para que las sigan chinos que no saben español o tienen dificultades para comprenderlo”. El material está en castellano, pero las explicaciones, que imparte un profesor de aquí, son traducidas y comentadas en mandarín por otra persona, lo que complica las sesiones. “Un español perdería el tiempo”, concluye este responsable de la autoescuela. La intención del centro es que haya profesores titulados que puedan dar todas las explicaciones directamente en chino.

Los expertos consultados por La Vanguardia confirman que este tipo de servicios no vulnera las leyes. “Lo que se debe cumplir siempre es que se informe bien de todas las condiciones de lo que se ofrece y que esta explicación se haga en las lenguas oficiales, el castellano o el catalán”, explica Mònica Caballero, abogada del departamento jurídico de la Organització de Consumidors i Usuaris de Catalunya (OCUC). Por tanto, una vez hecha esta presentación, como se trata de establecimientos privados, el servicio puede darse en cualquier lengua. El caso de la autoescuela An-Le es único en Catalunya. “Hay otros centros que imparten alguna de sus clases en idiomas extranjeros, incluido el chino”, explica David García, portavoz de la Federació d´Autoescoles de Barcelona, de la que forma parte esta autoescuela para chinos.“Hay bastantes ejemplos en el Maresme – continúa-, pero no conozco otro en que toda la estructura esté pensada especialmente para atender a clientes de un único país”. García destaca la “complejidad” de la comunidad china y las “dificultades que tiene para integrarse en la sociedad catalana”. La razón es que una gran mayoría de sus miembros pasa todo el tiempo con compatriotas. “Trabajan rodeados de chinos, viven en pisos con chinos… Así es muy difícil que aprendan otro idioma que no sea el suyo; los hay que llevan diez años en Catalunya y no saben ni castellano ni catalán”, concluye el portavoz de la FAB.

Las apreciaciones de David García se confirman sobre el terreno. Si Xiaoyong apenas habla español – el catalán aún menos-, Weili, de 35 años, vecina de Santa Coloma y empleada también en una empresa textil, casi ni lo entiende. A pesar de ello, aprobó el examen teórico y el miércoles de la semana que viene lo intentará, por segunda vez, con el práctico. Su caso no es una excepción. Aunque no disponen de datos exactos, Tommy Zhou y David García coinciden en que el índice de aprobados entre la población de origen chino suele ser alto. La mayor parte pasa los tests teóricos.

El responsable de autoescuela An-Le del Casc Antic argumenta que los alumnos “ponen mucho interés y suelen ir a clase cada día”. Si no saben español ni catalán, “tardan una media de tres o cuatro meses en estar listos para ir a la teórica”, precisa Zhou. Y si conocen un poco estos idiomas, “tienen bastante con dos meses”. Los precios son similares a los de las escuelas convencionales.Aprobando los dos exámenes a la primera, sale por menos de mil euros.

Weili y Xiaoyong no conducían en su país y no pueden comparar las dificultades de la circulación de sus ciudades de origen con la de Barcelona. Con todo, ambos creen que en la capital catalana hay muchos coches y muchas señales. “¡Pero el stop está tanto en su país como en el nuestro – tercia Carmelo Méndez, uno de los profesores de la autoescuela-, así que no hay excusa!”. Méndez da clases de conducción, teórica y práctiva, desde hace 35 años y lleva dos en An-Le. “Es bastante complicado porque la mayor parte no sabe casi nada nuestro idioma – explica-, pero me gusta, es reconfortante ver cómo aprueban”.

A la autoescuela del Casc Antic acuden alumnos de edades muy distintas. “Tenemos gente de 50 y 60 años – detalla Tommy Zou- aunque la mayor parte está entre los 21 y los 40”. Hay más hombres que mujeres (en Santa Coloma ocurre lo contrario). Muchos ya conducían en su país – en España tienen que volver a pasar el examen- y una parte considerable sabe muy poco español o simplemente lo desconoce.

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