ELECCIONES GENERALES EN LOS PAÍSES BAJOS Los holandeses acuden mañana a las urnas

La inmigración ya no divide a Holanda

El giro a la derecha de todos los partidos desplaza a un segundo plano el debate sobre la integración

La Vanguardia, 21-11-2006

BEATRIZ NAVARRO – Rotterdam. Servicio especial

En la campaña se ha vuelto a hablar de los temas de toda la vida: impuestos, vivienda y educación
Flota en el ambiente en Holanda un fuerte deseo de volver a la normalidad, tras varios años atípicamente turbulentos. Los holandeses acuden mañana a las urnas por tercera vez en menos de cuatro años en una cita que se parece mucho a las de la “era pre-Fortuyn”. Incluso en la manera de votar. Las máquinas de voto electrónico desterraron hace años al clásico lapicero rojo con el que los holandeses acostumbraban a marcar su elección y que aún hoy es el símbolo electoral por excelencia, pero mañana, los holandeses volverán a desenfundar sus lápices. Una investigación ha revelado que numerosas máquinas no garantizaban el secreto del voto y las autoridades han optado por retirar los aparatos en Amsterdam y al menos otras 34 localidades.

Aunque el legado político y social de Pim Fortuyn (el político derechista asesinado en el 2002 a nueve días de las elecciones) no es en absoluto desdeñable, lo cierto es que los holandeses parecen cansados del clima de crispación y la emotividad de los debates de los últimos años. Y en esta campaña se ha vuelto a hablar de los temas de toda la vida: la situación económica, los impuestos, la vivienda y la educación, como era habitual en la apacible historia política reciente de Holanda. Es la vuelta a la bendita normalidad.

Los analistas holandeses coinciden en señalar dos razones para explicar por qué apenas se ha hablado de la política de asilo o de la integración de los inmigrantes en esta campaña. En primer lugar, el cansancio de la sociedad con un tema sobre el que tantas cosas se han dicho. Y, más importante, que todos los partidos han girado a la derecha, están básicamente de acuerdo en las soluciones (mano dura) y cuentan con el respaldo de una sociedad cada vez más conservadora. Discutir al respecto daría alas a los numerosos grupúsculos de extrema derecha que se disputan en vano la herencia de Fortuyn, los únicos con un discurso aún más duro. El Partido de los Trabajadores (PvdA, laborista) contó con el favor del voto inmigrante en las últimas elecciones locales con su oposición a la política de expulsiones masivas del actual Gobierno, pero durante la campaña nacional ha pasado de puntillas sobre el tema. De inmigración se ha hablado durante la última semana, cuando la ministra en funciones Rita Verdonk logró el apoyo del Parlamento a su propuesta de restringir el uso de la burka en los lugares públicos y semipúblicos.

También el duelo político se parece mucho al de las últimas décadas: conservadores y laboristas casi empatados en escaños, con los liberales, reformistas y socialistas, junto a otros 20 partidos, disputándose la mitad de los escaños restantes del colorido parlamento holandés. En la próxima legislatura probablemente se hará con dos escaños el Partido de los Animales, que ha calado en la conciencia de 130.000 posibles votantes.

En los debates televisivos, el enfrentamiento entre el premier Jan Peter Balkenende (democristiano) y su opositor laborista Wouter Bos perdió interés en cuanto los votantes se percataron de que quizás se parecen demasiado y sólo están pendientes de si podrán pactar formar una coalición. El político revelación ha sido Jan Marijnissen, líder del Partido Socialista (ultraizquierda), un campechano ex obrero de la metalurgia que a última hora podría robar numerosos votos a Bos. Los sondeos daban por vencedor al laborista durante meses por un escaso margen, pero los holandeses han devuelto la confianza a Balkenende en cuanto la economía se ha puesto de su lado. Mañana se encamina hacia su tercera victoria electoral.

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