Emigrantes españoles se unen en París en defensa de las clases de castellano

La Voz de Galicia, 20-11-2006

(Firma: Esperanza Suárez | Lugar: corresponsal | parís)

Unos doscientos emigrantes se concentraron ayer frente a la Embajada de España en París en defensa del mantenimiento de las aulas de lengua y cultura donde sus hijos y nietos, educados en la escuela francesa, aprenden español de forma gratuita. Durante dos horas esperaron sin éxito que les recibiera el consejero de educación de la embajada, Javier Pérez Bazo, a quien acusan de querer desmantelar un sistema que facilita la enseñanza de la lengua y la cultura españolas que funciona desde los tiempos de la II República. ?Pérez Bazo, por su parte, insistió en que la reforma deriva de los principios que aplica a la educación el Gobierno español y que tratan de establecer grupos de alumnos lo más homogéneos posibles.


En los 18 meses que dura el tira y afloja de los emigrantes con el consejero han desaparecido seis de los diez centros que se repartían por los barrios de París. El objetivo oficial es concentrar las clases en el Colegio Español, situado en uno de los barrios más caros de la capital. La Administración no ha respondido a ninguna de las cartas enviadas por los emigrantes. El consejero niega que el objetivo sea la desaparición de las aulas y justifica los cierres por «la necesidad de modernizarlas» y ajustar su elevado coste económico.


Ante la sede diplomática, con vigilancia policial reforzada, abundaban las pancartas pidiendo su dimisión. «Que se vaya y nos deje tranquilos con los cursos para que nuestros hijos sigan estudiando su cultura y su lengua», aseguraba la ourensana Conchi Álvarez, madre de dos adolescentes «con alma española», apostilló.


La viguesa María Tielas confesaba tenerlo muy difícil para llevar a sus dos hijos al Colegio Español los sábados por la tarde. Sus sospechas las comparten muchos emigrantes: «Quieren que los padres renunciemos y que la falta de alumnos les sirva de excusa para suprimir las clases».


Al hijo del pontevedrés Francisco Varela sólo le faltan dos años para conseguir el título que le acreditará como bilingüe, «muy importante, tanto si quiere instalarse en España como para trabajar en Francia», apuntó su padre. Los más dolidos son los abuelos. Manuel Vilas, de Salvaterra do Miño, ayudó a organizar los cursos hace muchos años: «Tendría que darles vergüenza abandonarnos de esta manera». Sus tres nietas hablan español, pero además «tienen que escribirlo, conocer sus raíces». Los hijos ya mayores de Saturnino dijeron sus primeras palabras en gallego. Luego aprendieron castellano al tiempo que francés. Él reclama el derecho de hijos y nietos de emigrantes a estudiar otras lenguas del Estado.

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