"No se trata de obligarles a que acaten lo nuestro, sino que nosotros también debemos integrarnos con ellos"

Diario de Noticias, 17-11-2006

maría olazarán

pamplona. La invitación que envió la Fundación Anafe iba dirigida a la directora general de Inmigración, Marta Rodríguez Tarduchy, y ella había confirmado su presencia. Sin embargo, “por cuestiones de agenda”, Rodríguez no pudo cumplir con su promesa y en su representación acudió Nieves Díaz Domínguez, jefa de área en la unidad de apoyo a la Dirección General de Inmigración, que ofreció la charla Políticas de incorporación sociolaboral de la mujer inmigrante en España.

La presencia de una representante de la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración hace que el programa de Anafe adquiera una relevancia mayor.

En cuanto conocimos la existencia de esta iniciativa pensamos que debíamos acudir a la cita. La labor de la sección de Integración de Inmigrantes de la Secretaría de Estado es difundir e impulsar este tipo de políticas, pero claro al principio se ven por escrito. Por eso cuando se llevan a la práctica, como es el caso de este programa, resulta muy interesante y gratificante y por ello estamos hoy aquí.

La Dirección General de Inmigración cuenta con dos años de vida. ¿Qué balance realizan de este tiempo?

Este órgano fue bastante revolucionario ya que cuando se creó no existía nada igual en Europa. De momento, el balance es positivo, estamos desarrollando numerosas labores aunque es cierto que también no estamos encontrando con dificultades y limitaciones, tanto por la inexperiencia de este instrumento como por la propia situación que de la inmigración en nuestro país. Pese a todo, contamos con un Fondo de Integración con 180 millones de euros que se distribuye entre las Comunidades Autónomas y otro fondo para los ayuntamientos, que hasta ahora eran los grandes olvidados. Nuestro principal objetivo es la integración con mayúsculas, una integración que se lleve a cabo a través del trabajo, de la convivencia, de la sanidad, de la cultura… Y algo que es muy importante, no se trata de obligar a que ellos acaten lo nuestro sino que también nosotros nos integremos con ellos.

La actualidad manda y últimamente sólo se habla de la entrada de cayucos, pero la población inmigrante abarca mucho más.

La inmigración subsahariana tiene un interés mediático muy grande, pero no hay que olvidar que por las fronteras de Irún y por el aeropuerto de Barajas entran muchas personas, tanto o más que en cayucos.

Sin embargo, sí parece que la situación en Canarias es insostenible.

El Gobierno de Canarias ha dado la voz de alarma y el Gobierno de la nación se reunió con las autonomías. Éstas han puesto a nuestra disposición un número de plazas para acoger a los menores no acompañados. La Dirección de Integración sirve de intermediaria entre el Gobierno central, el de las Comunidades Autónomas y las ONG para atender a esta población. Lo primero que se lleva a cabo es la reagrupación familiar, si es que se puede hacer, y sino se les ofrece atención y cuidados.

Y después, ¿qué ocurre con ellos?

Aún está por ver que pasa con estos niños. Si tiene familiares mayores que les acojan… pero si no no se les puede abandonar. Se está haciendo una acogida exclusivamente humanitaria

¿En la actualidad, cómo está trabajando el Gobierno central para frenar esta situación?

Aunque parece que está disminuyendo el flujo, el Ejecutivo central está trabajando en la firma de convenios con los países de origen para intentar repatriarlos, que vengan de forma organizada y en condiciones legales y que no se alimenten las mafias.

Aunque cada vez se está demostrando que los inmigrantes favorecen la economía del país, la sociedad sigue recelosa.

Siempre se habla de que los inmigrantes son necesarios, pero a mí me gustaría recordar que no lo son sólo por sus aportaciones en el ámbito laboral o por sus contribuciones a la Seguridad Social sino también nos enriquecemos de su cultura y ellos de la nuestra. Así se han formado las sociedades plurales. Hay que tratar de que no sea una preocupación sino que debemos verlo como una fuente de conocimiento. La educación se hace fundamental ya que ahora los niños conviven desde pequeños con personas de otras culturas. En ellos está la esperanza de la pérdida de prejuicios y de la xenofobia.

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