El 15% de las mujeres que dan a luz en el Hospital Donostia es inmigrante

las salas de partos han acogido los últimos años a embarazadas de 25 nacionalidades

Diario de noticias de Gipuzkoa, 16-11-2006

Aumentan los ingresos hospitalarios por complicaciones tras embarazos que no han llevado ningún control Aumentan los ingresos hospitalarios por complicaciones tras embarazos que no han llevado ningún control

La colombiana Kelly Martínez, de 25 años, ayer en la sala de parturientas que precisan ingreso hospitalario por alguna complicación.Foto: j.n.


jorge napal

Donostia. El equipo de matronas del Hospital Donostia miraba ayer el planillo de trabajo con cierta extrañeza. Ni uno sólo de la larga lista de apellidos que figuraban en la lista de espera para dar a luz era extranjero. “¡Qué casualidad! Desde luego que es un día poco habitual”, se miraban apurando el café.

Y lo es, teniendo en cuenta que el 15% de las parturientas que pasan por los paritorios de este complejo sanitario es extranjera, un porcentaje que se ha disparado desde 1998, cuando tan sólo se registró un anecdótico 2%. Este equipo, integrado por un total de 30 matronas, ha atendido en los últimos años a mujeres procedentes de 25 países.

Según informan desde el servicio, este colectivo circunscribe su maternidad a un periodo de tiempo muy concreto: de los 24 años a los 33. Es decir, siguen siendo jóvenes cuando renuncian a seguir teniendo descendencia, “lo que les obliga a seguir evitando posibles embarazos durante años”.

Las latinoamericanas, en un 62% de los casos, integran el colectivo de extranjeras más demandante de recursos. El Hospital Donostia lleva computados once países de procedencia, que encabeza Ecuador y cierra México, dentro de una amplia horquilla que incluye a otros países como Colombia, Brasil, República Dominicana, Cuba, Perú, Bolivia, Chile o Salvador. “Sin duda, la ecuatoriana es la población más abundante. Trabaja, por lo general, en el servicio doméstico y el cuidado de ancianos, y presenta la tasa de embarazos más alta – unos cinco a lo largo de su vida – , que interrumpen con frecuencia”, explica la veterana Charo Fernández, matrona al frente del servicio desde 1992.

Pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a toda mujer embarazada durante su gestación un mínimo de cuatro revisiones, desde el hospital observan que cada vez es más frecuente atender parturientas que no han llevado ningún tipo de control, lo que está dando lugar a patologías e ingresos hospitalarios derivados.

En los casos de parto prematuro, “existe mayor amenaza de que sean más graves de lo habitual precisamente por esa falta de control. Estos ingresos conllevan, además, un gasto sanitario que se podría evitar con una mayor prevención”, sostiene.

doble discriminación Lo cierto es que estas mujeres no lo tienen nada fácil. Padecen con frecuencia una discriminación de naturaleza doble, puesto que a la vulnerabilidad propia de su situación como inmigrante se suma la derivada de su condición de mujer. Compaginar la vida profesional y familiar resulta complicado, lo que provoca que interpreten su propia salud como una prioridad relativamente menor a otras más importantes , como no faltar al trabajo, o urgentes, como atender a sus familiares.

La responsable del servicio de partos asume que no resulta sencillo atajar este problema. ¿Por qué? “Es difícil captarlas y llevar a cabo una labor de prevención con ellas porque sólo nos ven como un servicio de resolución de problemas, un lugar que sirve para curar y no para prevenir. Ahí nos falta todavía un gran trabajo por hacer”, detalla Fernández.

Esta creciente torre de babel que dirige la matrona atiende en segundo lugar – con un 19% de los casos – al colectivo de africanas, entre las que destacan marroquíes y argelinas. Son pacientes “calladas” y sufridoras.

No dominan el idioma, y su carácter introvertido obliga a las profesionales a estar constantemente encima para saber cuáles son sus necesidades. Nunca piden nada. “Si no les ponemos la epidural, no es porque no quieran sino porque no quiere el marido. Él suele ser nuestro interlocutor, lo que nos impide conocer exactamente los deseos de ellas”, reconocen desde el hospital.

Las jóvenes procedentes de otros países africanos, como Senegal, Camerún o Congo suelen presentar “un carácter más abierto”. Se da la circunstancia de que algunas de ellas visitan el hospital provistas de amuletos – cordones en la cintura, semillas en la mano – para que se desarrolle un parto lo menos problemático posible.

La otra gran franja poblacional extranjera es la provenientes de países de la Europa del Este, entre las destaca el colectivo de rumanas – “con un bajísimo nivel cultural” – , búlgaras, moldavas y rusas, entre las que se pueden encontrar desde mujeres prostitutas a jóvenes con carreras universitarias.

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