Viven literalmente en la calle o, en algunos casos, temporalmente en centros de acogida. Carecen de alternativas para ser asimilados de manera digna por el resto de la sociedad y reciben múltiples denominaciones: mendigo, indigente, pobre, vagabundo… Hoy se celebra el día de los sin techo bajo un lema que se pretende reivindicativo y no esconde una llamada al corazón de los demás: «Sin techo, sin derechos… Hoy también duermo en la calle. A la sociedad le falto yo».


Cáritas alerta de que en el último año se ha acentuado el cambio de rostro en el perfil de estos excluidos sociales, debido sobre todo al aumento del número de jóvenes, mujeres e inmigrantes. Al tiempo, denuncia las agresiones físicas cada vez más frecuentes que sufren los sin hogar.

«La idea vigente en nuestras mentes es la de un persona sin hogar, española, entre los 55 y 60 años de edad y con problemas de alcohol o heroína. Este perfil ha cambiado en estos últimos años, por no decir meses», señala un portavoz de Cáritas. Se ha constatado que este colectivo ha variado su imagen tradicional y presenta un perfil más difuso en el que conviven rasgos de personas jóvenes con la incorporación de un número creciente de mujeres e inmigrantes.

Los nuevos vulnerables , presentan otro rostro de exclusión. Hay un número creciente de mujeres y de los extranjeros jóvenes indocumentados. «También es novedosa la aparición de jóvenes sin hogar, que pueden representar el 18% del total, algunos de los cuales tienen títulos universitarios», reseña el portavoz.

Su vulnerabilidad procede de tres ámbitos: el económico (se han quedado en paro), el de las relaciones personales (debido a una crisis familiar) o el del sentido de su vida (se quedan sin amigos y sin objetivos en los que sustentarse).