Los inmigrantes «silenciosos»: más de 50.000 paraguayos viven ya en España

Es la comunidad que más ha crecido en los últimos meses - Tan sólo en

La Razón, 12-11-2006

Madrid – No llegan en avalancha, como los bolivianos. Es una inmigración
«silenciosa» que pasa completamente desapercibida porque no se distingue
por unos rasgos específicos y porque la mayoría está en situación ilegal
en España.
   No se sienten presionados por la amenaza europea de
una posible imposición de visado que cortaría el grifo de llegadas de
forma radical, pero el goteo de paraguayos por el aeropuerto de
Madrid – Barajas crece a un ritmo vertiginoso .
   La Policía ya ha dado
la voz de alerta y los datos no hacen más que constatar que asistimos a la
llegada de un nuevo flujo migratorio que gana peso. Empezó en 2002, pero
alcanzó cifras relevantes hace sólo dos años. El número de inmigrantes de
esta nacionalidad con residencia legal a 31 de marzo de 2006 era de 8.427,
pero se calcula que por cada paraguayo con papeles en regla hay al menos
otros tres que viven en situación irregular. De manera que se estima que
en España viven unos 50.000, casi el doble de todos los inmigrantes
subsaharianos que han llegado a Canarias en lo que va de año.
   Aunque la cifra puede resultar aparentemente pequeña si la comparamos
con el peso que tiene la inmigración de otros países iberoamericanos, sí
que es muy significativa si tenemos en cuenta que Paraguay es un país de
tan solo 5.534.000 habitantes, ocho veces menos que España. Y, en
realidad, la llegada de paraguayos no ha hecho más que empezar.
   Hipotecas y prestamistas
   De hecho, esta comunidad
es la que más ha crecido en términos relativos en los últimos meses en
España. Tanto es así que entre 2004 y 2005 el número de residentes que
llegaron de este país del corazón de Iberoamérica creció un 80 por ciento
sólo en la Comunidad de Madrid, según los datos de los que dispone la
Consejería de Inmigración. En enero de 2002 había 235 empadronados; en
enero de 2006 eran ya 6.719.
   Llegan sin grandes complicaciones. No
hay más que disponer de 2.000 euros para el pasaje y tomar un vuelo desde
Asunción a Madrid. «Vendemos nuestras tierras, hipotecamos la casa o bien
acudimos a prestamistas para conseguir el dinero y nos lanzamos a la
aventura. Antes emigrábamos a EE UU, pero las cosas se pusieron difíciles
cuando nos impusieron el visado y otros destinos que hasta ahora eran
preferentes para nosotros, como Argentina o Brasil, han quedado relegados
por su economía. Ahora optamos por España», dice Pedro Antonio Cuevas,
portavoz de la Asociación Guaraní.
   Los paraguayos son una
inmigración formada. «La mayoría tiene estudios secundarios o preparación
en actividades profesionales como la construcción, la electricidad o la
fontanería; pero también vienen ingenieros, abogados y médicos que sueñan
con ver homologado su título algún día», añade el portavoz de la
asociación Guaraní. Pero si hay algo que distingue a esta nueva corriente
que llega a España es que está protagonizada por mujeres. Son la
avanzadilla del proceso migratorio. De hecho, de los 6.719 empadronados en
el Ayuntamiento de Madrid, 2.086 son hombres y más del doble mujeres:
4.633.
   Familias rotas
   Esta inmigración está
altamente feminizada porque la mujer tiene más salidas laborales que el
hombre. La mayoría se dedica al servicio doméstico, mientras que los
hombres buscan empleo con más dificultades por la existencia de una menor
demanda de mano de obra en la limpieza y la construcción.
   Con
todo, después de dos años hay quien decide volver a casa. «Las mujeres que
se lanzan a venir están casadas y dejan en su país a sus maridos y a tres
o cuatro hijos, que es la media de vástagos por familia. ¡Imagínate! Hay
quien no puede con la añoranza», incide Cuevas. El presidente de Guaraní,
el sacerdote José María León Acha, no oculta su preocupación por esta
circunstancia. «A muchas mujeres las he aconsejado incluso que regresen a
su país porque no tiene sentido una familia rota».
   Los que
llegan por Barajas lo hacen «disfrazados» de turistas o con cartas de
invitación y no suelen encontrar problemas en los controles policiales,
aunque hay excepciones. Según datos de la Embajada de Paraguay, desde
enero hasta julio pasado fueron deportados unos 700.
   A la hora de
instalarse, los paraguayos se decantan por Madrid (2.275 con permiso de
residencia), seguida de Cataluña (1.680), Andalucía (1.132) y Comunidad
Valenciana (721) como destinos preferentes.
   En Madrid, se concentran
en el perímetro urbano, aunque hay otros puntos en zonas residenciales del
cinturón de la capital que registran una mayor concentración, como
Alcobendas (419 personas), Pozuelo (280), San Sebastián de los Reyes
(208), Colmenar (184) y Majadahonda (166).
   Si hay un problema que
sufren especialmente es el de la ilegalidad. Su desembarco masivo se
empezó a producir hace dos años y no llegaron a la última regularización
que puso en marcha el Gobierno entre el 7 de febrero y el 7 de mayo de
2005. Entre otras cosas porque uno de los requisitos que se exigía para
conseguir los papeles era estar empadronado en un ayuntamiento antes del 8
de agosto de 2004.
   Ni siquiera la única asociación constituida
legalmente en Madrid (Guaraní) dispone aún de local, aunque ya se están
dando los pasos para que cuente hasta con una asesoría legal. Nació en
diciembre de 2004 y, de momento, sólo la componen 170 personas. Está
presidida por el sacerdote José María León. «La gente quiere ver para
creer, por eso no se asocia todavía. Muchos no tienen a dónde ir y
nosotros les ayudamos y también hemos creado una bolsa de trabajo»,
explica el portavoz de Guaraní que lleva tan sólo dos años en España y
trabaja como conserje.
   Prueba de que está llegando un elevado número
de personas que vienen como turistas y acaban convirtiéndose en
irregulares es la iniciativa que ha tomado el Gobierno español para
potenciar la inmigración legal desde el país de origen. El ministro de
Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, acordó esta semana con su
homólogo paraguayo, Rubén Ramírez, la puesta en marcha de un proyecto
piloto para la contratación de mano de obra cualificada en el país para
que pueda venir a España ya con contrato firmado. En 2007 podría estar ya
en funcionamiento.
   

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