Recién nacidos abandonados a su suerte

La cifra de bebés encontrados en las calles este año se acerca a los 30,

La Razón, 12-11-2006

Madrid – Apenas han despertado a la vida y ya se les niega la existencia.
Indefensos, como hojas desprendidas entre los escombros nocturnos,
acunados por sus llantos infantiles, el abandono de recién nacidos es un
goteo constante en nuestro país. Envueltos en toallas o plásticos,
abandonados a su suerte en parques, a las puertas de una guardería o de
una iglesia, en los contenedores o en las papeleras públicas, así han sido
hallados cerca de una treintena de menores en lo que va de año en toda la
geografía española. Una cifra superior a la de 2005, en la que 24 bebés
fueron encontrados en la misma situación.
   En las calles de
Madrid se abandonan anualmente alrededor de diez bebés, según revelan las
fuentes de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales de esta ciudad. Los
casos son siempre desgarradores. Una bebé fue localizada dentro de una
bolsa de plástico bajo un árbol del barrio de Arganzuela en febrero. En
junio, se halló el cadáver de un recién nacido dentro de una bolsa de
basura en una planta de residuos, y en agosto, alguien depositó un niño en
el portal de una casa.
   Otras salidas para las madres
   En Valencia, sólo en el mes de julio han sido abandonados por sus padres 12
recién nacidos, según constatan desde la Consellería de bienestar. Su
consejera, Alicia de Miguel, asegura que, «desgraciadamente, es algo que
vemos todos los días. En los últimos años se ha observado un moderado
crecimiento de este tipo de casos». La mayoría de los abandonos de menores
se registra en los alrededores de hospitales, estaciones de autobuses o de
metro. Ése fue el caso del bebé de seis días encontrado en los lavabos de
la estación de Castellón el pasado julio. Junto a la criatura, la madre
dejó escrita una nota en la que pedía que no la buscasen y explicaba que
lo había dejado allí porque «no lo podía cuidar» y porque «quería que los
servicios sociales se hicieran cargo de él».
   Los servicios
sociales de las distintas comunidades autónomas informan de que hay vías
de salida para las madres que no quieren o no pueden hacerse cargo de sus
hijos en el mismo hospital en el que tiene lugar el parto. Cuando la mujer
va a dar a luz, puede comunicar al médico que quiere dar a su hijo en
adopción. El menor pasa entonces a ser tutelado por la comunidad y, un mes
después, para evitar arrepentimientos o decisiones tomadas sin la
suficiente reflexión, el juez solicitará a la madre que ratifique su
voluntad de entregar a su hijo.
   Si existen alternativas, ¿por qué se
abandona los niños en las calles? «Antiguamente existía una presión social
muy fuerte. Estaba muy mal visto ser madre soltera, por lo que era
frecuente que las embarazadas que no estaban casadas dieran a sus hijos en
adopción o los abandonasen. Hoy, los motivos son diferentes. Los abandonos
se dan por falta de recursos y medios económicos en los colectivos más
desfavorecidos. Hay que tener en cuenta que el aborto vale dinero y que no
todas las mujeres se lo pueden permitir», explica Enrique J. Vila Torres,
abogado del bufete que lleva su nombre (www.bufetevila.com), especializado
en la búsqueda de padres y madres biológicas.
   Durante el
ejercicio de su profesión, Vila Torres ha resuelto centenares de casos:
«He descubierto muchas aberraciones, madres que fueron violadas en los
años cuarenta y que abandonaron a sus hijos o historias de amor
encubiertas en las que la sirvienta de una casa rica se quedó embarazada
del señorito y fue obligada a deshacerse del niño», relata.
   El artículo 229 del Código Penal castiga el abandono de un menor por parte
de sus padres o tutores con una pena de prisión entre los dieciocho meses
y los tres años. Si las circunstancias del abandono han puesto en peligro
la vida, la salud o la integridad física del menor, la pena puede ir de
los dos a los cuatro años. «Hay que evitar que los bebés se abandonen en
la basura, fomentar que los dejen en los hospitales e informar que
renunciar al bebé es una práctica legal y que no les pasará nada a las
madres. Lo que sí es un delito es el abandono», explica el letrado, quien
agrega que la identidad de la madre queda oculta y que sólo el hijo,
cumplidos los 18 años de edad, «podrá saber, si así lo desea, su nombre».
   Según los datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, la adopción
nacional sólo representa un 10 por ciento del total de las adopciones.
Aunque las cifras son muy bajas, cada año alrededor de 60 bebés nacidos en
Madrid son adoptados en la Comunidad.
   Frente a la capital, donde las
renuncias de las madres a sus bebés «permanecen estables», según el
Instituto del Menor y la Familia, en Valencia, por el contrario, «se han
duplicado en los últimos años». El aumento de la inmigración parece ser
uno de los motivos principales de este incremento. Hay más mujeres jóvenes
y extranjeras que dan a luz en nuestro país y que, en algunos casos, no
pueden hacerse cargo de su situación y renuncian al bebé. Así lo constata
la consellera Alicia de Miguel: «Frente a décadas anteriores, hoy los
casos habituales de renuncia de los hijos tras la maternidad vienen dados
por situaciones extremas como las que se asocian a las difíciles
condiciones en que viven algunos inmigrantes».
   En la
actualidad, hay más niños susceptibles de ser adaptados que son españoles
aunque de madre extranjera, por lo que las listas de espera de adopción
nacional están bajando en los últimos años. Una realidad que confirman
desde diferentes entidades colaboradoras de adopción internacional, las
llamadas acai. «Están aumentando las adopciones nacionales y es lógico.
Las listas de espera están bajando conforme aumenta la inmigración»,
señalan desde Adecop. «La adopción nacional cada vez funciona mejor, la
realidad está cambiando mucho», explican desde otra acai, Feyda.
   Un final feliz
   Según las estimaciones de la
organización SOS Raíces, en España existen entre dos y tres millones de
españoles que fueron adoptados a partir de la década de los 40. Enrique J.
Vila, secretario de este organismo, explica los problemas a los que se
enfrentan: «El camino no es fácil, y aunque la jurisprudencia va dando la
razón a los hijos expósitos que buscan a sus madres biológicas, aún
existen trabas administrativas, legales y de índole moral y social que
hacen imprescindible el inicio de acciones administrativas y jurídicas
para tener acceso a los datos, sobre la identidad de las madres que en su
día decidieron entregar a sus hijos en adopción».
   Con
una larga experiencia profesional a sus espaldas, el letrado asegura que
en el 95 por ciento de los casos los encuentros de los hijos con sus
padres biológicos «son maravillosos»: «No molestamos a nadie, ni buscamos
herencias, sólo buscamos nuestros orígenes». Junto a la necesidad vital de
conocer sus raíces, apunta, «es importante también saber las enfermedades
genéticas de nuestros padres para poder atajarlas a tiempo, como es el
caso de un cliente que tengo con leucemia y que necesita un transplante
urgente».

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