Inversiones para la dignidad

ABC, 12-11-2006

TEXTO: JESÚS BASTANTE

FOTOS: JAIME GARCÍA

MADRID. Bárbara llegó a España hace un par de años con el objetivo de crear su propio sello de bisutería y complementos, «pero las cosas no salieron como esperábamos». Lejos de desesperarse, después de mucho cavilar y darse de bruces contra las puertas de varios bancos «que me exigían un aval que no podía darles», esta peruana de 27 años entró en contacto con la Obra Social La Caixa. Tras conocer su proyecto, y con el aval del Banco de la Mujer, sus responsables decidieron concederle un microcrédito.

Hoy, Bárbara gestiona en el madrileño Mercado de Fuencarral, con la ayuda de varias amigas, «Sin Sentido», una original tienda de ropa y complementos. «Se llama «Sin Sentido» porque vivimos en un mundo donde esto que hacemos no es normal». apunta, recordando a los que apostaron por su negocio tras convencerse de su ilusión, con unas condiciones de pago muy beneficiosas. En su tienda se dan cita apuestas de jóvenes promesas del diseño, así como una marca de ropa propia. «Y tratamos de que todos, compren o sólo vengan a mirar, se sientan a gusto, acogidos, como en casa».

Sueños hechos realidad

«Hemos conseguido hacer nuestro sueño realidad». David Astete también llegó de Perú hace 12 años, con la carrera de Ingeniería de Montes, pero en esta ocasión «siguiendo una vocación misionera». Como suele suceder, «la vida me dio un vuelco total» al vivir en España, y sus planes se trastocaron. Después de trabajar en varias obras y actualizar sus conocimientos profesionales, David apostó por crear su propio negocio. «Nadie quería avalarme porque no tenía ningún patrimonio», recuerda. Hoy, es el responsable de «All Green Services», una empresa de jardinería que gestiona los espacios verdes de varias urbanizaciones de la Comunidad de Madrid. Gracias a su empeño, ha conseguido generar cuatro puestos de trabajo y muchos otros eventuales.

«Buena parte de todo esto se lo debo a un microcrédito. Creyeron en mí y hoy estamos ampliando el negocio». En la actualidad, la empresa de jardinería se ocupa de la creación de jardines en los PAU y pronto ofrecerá servicios en porterías y sistemas de limpieza. Y todo se inició con los 15.000 euros del préstamo, que pudieron al base para que David pudiera llevar a cabo su sueño.

El ejemplo de Yunus

Los microcréditos surgieron con fuerza en España a partir de 1998, siguiendo el ejemplo del bangladeshí Mohámed Yunus, Premio Nobel de la Paz 2006, quien en 1974, tras una catástrofe natural, decidió invertir 27 dólares para un grupo de 42 mujeres pobres que querían montar un negocio. Hoy, el «Graamen Bank», creado por Yunus, ha sacado de la miseria y la exclusión a 100 millones de personas en todo el mundo, lo que ha supuesto una auténtica revolución en el sistema financiero internacional. Los distintos sistemas de microcréditos han concedido 4.400 millones de dólares de préstamos en todo el mundo sin exigir más garantías que el compromiso personal. El 97 por ciento de los beneficiarios devuelve el dinero. «Y cuando uno falla en su pago, le ayudamos a buscar una solución, no le penalizamos», resalta Yunus.

En España, los microcréditos se inscriben en el artículo 28 de la Ley de Cooperación como «dotaciones presupuestarias destinadas a la mejora de las condiciones de vida de colectivos vulnerables y a la ejecución de proyectos de desarrollo social básico». Más de 4.000 personas se han beneficiado en nuestro país de la concesión de estos créditos basados en la confianza y que no necesitan de más contrato que el «aval moral» de una organización social o Ayuntamiento, que dan fe de la honorabilidad de los solicitantes y realizan un seguimiento. La máxima inversión suele estar en torno a los 24.000 euros, y el mínimo, en los 5.000.

Mujeres e inmigrantes

Marcelo Abad es el responsable del Programa de Microcréditos de La Caixa, la entidad que, con más de 1900 préstamos y 27,5 millones de euros invertidos, le convierte en la entidad financiera que, con diferencia, más recursos destina a la concesión de microcréditos.

«Nosotros no buscamos el beneficio económico, sino ayudar a aquellas personas que ponen todo su corazón y su esfuerzo en un proyecto y que, por distintas causas, son rechazados a la hora de pedir un crédito», señala Abad, quien resalta que «ofrecemos crédito a la dignidad de las personas». La confianza en las personas y la viabilidad de los proyectos son los únicos criterios de concesión de microcréditos. El importe medio de éstos oscila entre los 8.000 y los 15.000 euros, con un plazo de reembolso a 4 años «a un interés muy ventajoso».

Sin casos de impago

Más de 73 por ciento de los beneficiarios son mujeres y una cuarta parte inmigrantes, dos de los sectores de población con más dificultades para acceder al mercado laboral. «No se trata de hacer caridad, sino de creer en las personas», resalta Abad. Los resultados de este modelo son francamente espectaculares: prácticamente no existen casos de impago, y cada microcrédito genera una media de 2,5 puestos de trabajo por negocio emprendido. Las actividades predominantes se encuentran en el Tercer Sector, con una primacía del comercio (el 27 por ciento de los proyectos avalados), seguido de las empresas de servicios (25 por ciento) y la hostelería (9 por ciento).

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