Madrid – Los vemos a diario. En cierta medida, han pasado a formar parte
del paisaje de las grandes ciudades como si de mero mobiliario urbano se
tratara. Cerca de 30.000 personas sin hogar viven actualmente inmersos en
la indiferencia diaria de los viandantes y, en no pocas ocasiones,
sometidos a todo tipo de agresiones. Es precisamente este aumento de la
violencia lo que Cáritas ha denunciado con motivo del Día de los Sin Techo
que se celebra mañana.
   Según los datos que maneja esta
organización de la Iglesia, el 41,9% de las personas sin hogar han sido
insultadas o amenazadas, el 40,3% han sido robadas y el 3,5% han sufrido
agresiones sexuales. Además, «últimamente se ha puesto de moda dar palizas
en la calle y grabarlas para luego difundirlas por internet o por el
teléfono móvil», denuncia Sergio Barciela, responsable del programa de
Pesonas Sin Techo de Cáritas.
   Otro tipo de violencia
   Pero la violencia que sufren los «sin hogar» no se reduce sólo al plano
físico, sino que existen actualmente otro tipo de agresiones no menos
graves. Según denuncia Barciela, una de las formas más recientes son las
ordenanzas municipales que se están aprobando en ayuntamientos de toda
España con el fin de «hostigar la vida de las personas sin hogar y
estigmatizar a este sector ya de por sí tan vulnerable». Estas medidas
intentan establecer un «control para aislar a determinados grupos sociales
que son catalogados como peligrosos, incívicos o susceptibles de
perturbar la convivencia de los buenos ciudadanos». Así lo declara
Cáritas en la campaña que, junto con FACIAM (Federación de Asociaciones de
Centros para Integración y Ayuda a Marginados) y FEANTSA (Federación
Europea de Asociaciones Nacionales que trabajan con Personas sin Hogar),
ha elaborado para este año, bajo el título «Sin techo, sin derechos. Hoy
también duermo en la calle. A la sociedad le falto yo».
   Por otra parte, Cáritas advierte del «cambio de rostro» que está
sufriendo el «sin techo» actualmente en nuestro país: cada vez hay más
jóvenes, mujeres e inmigrantes. El propio cardenal arzobispo de Sevilla,
Carlos Amigo, en una carta con motivo del Día de los Sin Techo, explica
que «un porcentaje significativo de estas personas tienen estudios
superiores; cada vez son más jóvenes los que viven en la calle; no son
indigentes sino trabajadores sin trabajo ni casa».
   Ante esta
situación, Cáritas actúa. Actualmente, la Iglesia gestiona el 51% de los
centros que atienden a las personas sin hogar y «todos ellos están
vinculados a Cáritas con distintos convenios», subraya Sergio Barciela. En
2005, esta organización invirtió más de 15 millones de euros – donde el 62%
procedía de fondos públicos – en ayudar a casi 90.000 personas sin hogar o
que viven en infraviviendas. Aún queda mucho por hacer para que estas
personas dejen de ser consideradas como una «presencia molesta» en las
grandes urbes. Eso sí, Cáritas tiene claro que «la responsabilidad es de
todos».