Miradas al mar cruelInstantáneas sobre un drama humano

Diario de Noticias, 11-11-2006

l A paradoja que supone la construcción de una Europa sin barreras internas mientras se blindan las fronteras para evitar la entrada de personas que escapan de la pobreza quizás pueda explicarse con una contundente afirmación de Juan Medina, uno de los fotógrafos participantes en la exposición de la UPNA. “La gran pregunta es si nos importa que esta gente se muera o lo que nos molesta es que lo haga en la puerta de nuestra casa”.

Medina, junto a Tony Mejías y Rafael Marchante, son los responsables de un trabajo que, en una primera visión, sacude la conciencia del espectador. El miedo, el dolor, la incomprensión, son tangibles en unas fotografías en las que, como señala Jorge Martínez, uno de los responsables del proyecto, no se encuentra “una sola sonrisa, un solo gesto de felicidad”. Las imágenes no dan pie a las explicaciones. Las miradas de sus protagonistas hablan por sí solas. El trabajo pretende dejar constancia de la vida y muerte de tantas personas que, protagonistas involuntarios, se han enfrentado a peligros y sufrimientos con la esperanza de alcanzar un trozo de prosperidad: Occidente como tierra prometida. En el camino, los obstáculos naturales, inevitables, y las barreras artificiales, construidas por una sociedad opulenta para limitar la entrada de quien no tiene más que perder en el intento que su propia vida.

Desde que en 1994 llegó una patera a las Islas Canarias, más de 35.000 personas han entrado en el Estado a través de esta vía marítima. Es imposible dilucidar cuántos se han quedado en el camino. “Doce años de sueños rotos”, como lo define el periodista José Naranjo, especializado en el fenómeno de la inmigración.

La muestra pretende trascender a la brevedad de lo noticiable. Martínez subraya que la idea es “perpetuar” a aquellas personas que pierden la vida en su huída, “fijarlos en nuestra memoria, tatuarlos en nuestras conciencias y grabarlas para nuestra propia conciencia”, asegura. Quien se tome la molestia de detenerse un segundo frente a cada una de las instantáneas podrá confirmar que lo consigue. La posibilidad de adentrarse en la brutal realidad de esta exposición, hasta el 30 de este mes, en el edificio El Sario de la UPNA.

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