Partidos, sindicatos y afiliación

Politización del asociacionismo inmigrante

La Vanguardia, 30-10-2006

RICARD ZAPATA-BARRERO

INTRODUCIR A personas de origen inmigrante en las listas electorales es empezar la casa por el tejado
El asociacionismo es una vía de crear líderes inmigrantes. El nombre y el reconocimiento de una asociación de inmigrantes cada vez más está vinculado a un nombre propio. Un líder asociativo generalmente se dedica no sólo a hacer tareas propias de la asociación (que prácticamente delega como un directivo de organización), sino también a conferencias y a participar en jornadas; a tener una relación directa, y no por la vía de consejos consultivos y otros canales de participación, con los responsables técnicos y gestores administrativos, con los partidos políticos y otros decisores y gestores del proceso de cambio hacia una sociedad multicultural en el que nos encontramos.

De estas relaciones que tiene el líder asociativo interesa destacar una relevante hoy en día: la que mantiene con los partidos políticos. En estas relaciones se produce una pérdida de autonomía de acción por parte de las asociaciones y de readaptación de programas y proyectos iniciales propios, pudiendo llegar a su desaparición si el líder asociativo es absorbido por algún partido político o bien no se renueva el liderazgo de la asociación.

Los partidos políticos tienen la habilidad de captar algunas elites asociativas y politizar los objetivos de las asociaciones hasta tal punto de hacerles perder su propia autonomía de una forma irreversible. Las asociaciones pasan de la reivindicación que les caracteriza como movimiento a la dependencia de unas lógicas de relación instrumentales y estratégicas partidistas que no controlan, haciéndoles variar su conducta y objetivos iniciales, además de que les estigmatiza dentro de la red asociativa existente y frente a la sociedad.

Muchas asociaciones se ven rodeadas por partidos políticos, los cuales saben que necesitan no sólo crear discursos sobre la inmigración, sino hacer visibles estos discursos con líderes de las propias asociaciones. Este marco de relación fomenta un clientelismo que todavía debe analizarse y que puede generar más problemas que una verdadera imagen multicultural. Estamos en un momento de campaña electoral en Catalunya en el que líderes inmigrantes comienzan a aparecer en las listas electorales. Esta politización del líder inmigrante es un cambio cualitativo de orientación que debe hacer reflexionar a la ciudadanía y a la inmigración en general, a los partidos políticos y al asociacionismo inmigrante en particular.

En efecto, en las próximas elecciones cada lista electoral tiene a su líder inmigrante. Seguramente lo que se busca no es mostrar su multiculturalidad,sino tener una cierta capacidad de influencia en el discurso social a través de este canal asociativo. Pero este hecho no deja de ser pura hipocresía política si no existen derechos políticos para los residentes permanentes. Comenzar por introducir personas de origen inmigrante en listas electorales es empezar la casa por el tejado.

Lo primero es la concesión del derecho al voto, luego su participación como personas elegibles. Sin estos derechos políticos plenos, la presencia de líderes de asociaciones podría muy bien ser interpretada, y con razón, de electoralismo populista y un signo adicional del nivel de oportunismo que puede llegar a tener la actividad política. En temas de inmigración se ve la cara más cruda del sistema político. Considerar a líderes asociativos en una lógica de cubrir cuotas y de proporcionalidad plantea un debate sobre la representatividad inmigrante que todavía debe hacerse en Catalunya y en España.

RICARD ZAPATA-BARRERO, profesor titular de Teoría Política de la Universitat Pompeu Fabra

ricard. zapata@ upf. edu

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