EDITORIALES

Kale borroka' en Francia

El Periodico, 27-10-2006

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen opiniones personales

Cuando se cumple un año del inicio de la revuelta de los suburbios, Francia revive los hechos. Desde hace días vuelven a ser noticia los incidentes en las banlieues, pero ahora se aprecian algunas diferencias. Aunque la revuelta no ha alcanzado la intensidad del año pasado, los actos de violencia son más graves y tienen similitudes con la kale borroka que grupos radicales practican en las calles de Euskadi. En las últimas horas, por ejemplo, se han quemado en Francia cuatro autobuses por parte de grupos, en algún caso pistola en mano, que han hecho bajar a los pasajeros antes de prender fuego a los vehículos. Es decir, la estrategia ha cambiado y, en lugar de emprenderla con los coches privados, que pertenecen a los mismos vecinos de los jóvenes incendiarios, ahora el objetivo son los autobuses de las empresas de transporte. La policía cree que los ataques actuales están dirigidos por bandas mafiosas ajenas a cualquier reivindicación social que “declaran la guerra a la Re-
pública”.
Sea como sea, lo cierto es que los incendios de vehículos no han dejado de producirse, aunque las imágenes no aparecieran en los telediarios. Si en el año 2005 se quemaron 45.588 coches, en el primer semestre del 2006, la cifra -21.013 vehículos destruidos- se acerca a la mitad.
Algo se ha hecho durante el año trascurrido desde la gran revuelta del 2005 para paliar el problema, pero no lo suficiente. Las ayudas a los barrios marginales -verdaderos guetos en los que es muy difícil vivir- han sido insuficientes, ya que no se puede resolver en un año una situación de exclusión que proviene de al menos tres décadas atrás. Porque, más allá de la actuación de las mafias de la droga y de la economía sumergida, que existen, el problema de fondo es la exclusión social. No se trata de un problema religioso o de radicalismo islamista, como se quiso dar a entender hace un año, sino de exclusión y de marginación.
Y ahora la situación puede agravarse por la larguísima campaña electoral que se ha iniciado ya y no terminará hasta junio del 2007. Mientras la derecha -especialmente el ministro del Interior y probable candidato, Nicolas Sarkozy- no ve otra solución que el incremento de la represión, la competición entre los diversos candidatos socialistas puede inducir a la tentación de mirar hacia otro lado en lugar de proponer medidas para afrontar el problema de fondo

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