ALERTA EN FRANCIA POR UNA POSIBLE EXPLOSIÓN SOCIAL

La policía teme otra revuelta como la del 2005 en la periferia de París

# Un informe constata una "perceptible agitación" en el extrarradio, donde la tensión sigue presente.La violencia se ha acentuado últimamente, sobre todo en el foco de los disturbios de hace un año

El Periodico, 24-10-2006

ONTSE CAPDEVILA
PARÍS

Los servicios de información de la policía francesa (RG) temen que en los barrios más pobres del extrarradio parisino se registren disturbios con motivo del primer aniversario de la revuelta que en el 2005 puso en jaque al Gobierno. Una nota confidencial publicada ayer por el diario Le Figaro señala que “la mayoría de las condiciones que llevaron, hace un año, al estallido de violencia colectiva en una gran parte del territorio metropolitano siguen estando presentes”.
“Hay una reactivación de la violencia urbana”, confirman los expertos de la policía, que alertan de posibles acciones violentas “no espontá-
neas, sino estructuradas, destinadas a atentar contra uno de los últimos representantes institucionales presentes en esos sectores: la policía”. En el informe, fechado el 11 de octubre, los RG se muestran pesimistas e inquietos por las tensiones detectadas en los alrededores de la capital.

ATAQUE A UN AUTOBÚS
Fue en la región parisina donde hace un año estallaron los primeros enfrentamientos, tras la muerte accidental de dos jóvenes en Clichy-sous-Bois cuando huían de la policía. Desde entonces se han sucedido incidentes de manera más o menos sostenida, pero en las últimas semanas se ha detectado una clara intensificación. El domingo, un grupo de jóvenes de la Grande Borne en Grigny (sur de París) incendiaron un autobús y tres coches a media tarde. La banda obligó primero a los pasajeros a bajarse del autobús antes de prenderle fuego.
La agresión tuvo lugar en un ambiente de alta tensión y sin que intervinieran las fuerzas del orden. En la misma zona, unos jóvenes atacaron un coche de la policía con cócteles molotov sin que se registraran heridos. Todo ello derivó en un importante despliegue policial y la interrupción del tráfico de autobuses urbanos en señal de protesta. En el departamento de Seine-Saint-Denis, donde comenzaron los disturbios el 27 de octubre del año pasado, también se registraron incidentes este fin de semana, y enfrentamientos entre bandas de jóvenes y las fuerzas de seguridad el sábado y domingo por la noche en Aulnay-sous-Bois.
Una mujer policía resultó ligeramente herida en Aulnay la semana pasada durante una emboscada preparada por un grupo de adolescentes. Otros incidentes de naturaleza similar se han multiplicado también en otras ciudades del departamento, lo que hace temer a la policía un “efecto de contagio”. De ahí que las banlieues más problemáticas se hallen bajo extrema vigilancia.

CONCLUSIONES ALARMANTES
La conclusión de los servicios de información es alarmante: “La situación puede decantarse en cualquier momento hacia la violencia”, afirman. También constatan una “agitación perceptible” en todos los niveles, lo que mantiene en pie de guerra al Ministerio de Interior, según afirma Le Figaro. Las fuerzas del orden temen que los jóvenes, ociosos por el fin del Ramadán y el comienzo de las vacaciones de Todos los Santos, decidan actuar como en el 2005: quemando vehículos y provocando altercados.
La oposición socialista, y especialmente el aspirante a la candidatura presidencial del PS francés, Dominique Strauss-Kahn, diputado por Seine-Saint-Denis, coincide en destacar “la fuerte tensión” que se palpa en los barrios y espera que no se explote políticamente la situación. Es por eso que ha pedido que “no se envenene el problema en nombre de la campaña electoral”. El exministro socialista de Interior Jean-Pierre Chévènement ha acusado públicamente al actual titular de Interior y candidato conservador a la presidencia, Nicolas Sarkozy, de “hacer subir la presión” para defender su política de lucha contra la inseguridad cara a la próxima campaña electoral.
Durante las tres semanas que duró la revuelta a finales del 2005 -el Gobierno tuvo que decretar el estado de urgencia- fueron incendiados unos 10.000 vehículos y más de 200 edificios públicos, especialmente escuelas. Todo ello tuvo un coste de 160 millones de euros.

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