Las presidenciales búlgaras se resolverán en una segunda vuelta debido a la abstención

Según los sondeos, el candidato socialista Parvanov consiguió mayoría sobre el aspirante ultranacionalista, Siderov

Diario Sur, 23-10-2006

El presidente búlgaro, el socialista proeuropeo Georgy Parvanov, consiguió una amplia ventaja en las elecciones celebradas ayer, según las encuestas a pie de urna, pero deberá enfrentarse al candidato ultranacionalista, Volen Siderov, en una segunda vuelta forzada por la baja participación, que no alcanzó el 41%, según diversos sondeos, cuando es necesaria al menos un 50% de los votantes registrados para evitar una segunda vuelta entre los dos primeros candidatos, según la ley búlgara. El previsible segundo enfrentamiento electoral está previsto para el 29 de octubre.

Una hora antes del cierre de los colegios electorales, Parvanov, de 49 años, estaba a la cabeza, según las estimaciones de cinco institutos de sondeos, con entre el 60% y el 67% de los votos, mientras que Siderov, de 60 años, tenía entre el 17,8% y el 22,8% de los sufragios.

Ayer por la noche, Parvanov se declaró victorioso en la primera vuelta en televisión nacional. «Felicito a toda la gente que me apoyó en este resultado convincente», dijo. «Cuando existe una diferencia tan grande (entre los dos principales candidatos) no hay nada por qué preocuparse», agregó el actual presidente, haciendo referencia a la segunda vuelta obligada por la baja participación.

Apoyos

El candidato de la derecha dividida, Nedeltcho Beronov, de 78 años, obtuvo entre el 10,5% y el 13,5% de los votos, según las estimaciones. Beronov se verá, sin embargo, obligado a apoyar a su actual adversario, Georgy Parvanov, ex jefe del partido socialista (PSB, ex comunista) el próximo domingo frente a Siderov.

El candidato ultranacionalista ha acusado a las minorías turca y gitana, así como a los políticos corruptos, de los males que aquejan al país y que fueron originados por la transición poscomunista. «Los resultados de Siderov muestran que no hay bases para las aseveraciones de que Bulgaria ha sido barrida por una ola ultranacionalista», dijo el analista Andrei Raychev. «Ni su nacionalismo ni su racismo ni sus opiniones claramente fascistas son lo que quieren los votantes», zanjó.

Descontentos con el incumplimiento de promesas de mejores condiciones de vida por la élite política y frustrados con las severas reformas económicas y sociales, muchos votantes no se molestaron en ir a las urnas, lo que provocado la menor concurrencia en 15 años.

«No va a marcar ninguna diferencia quienquiera que gane. Bulgaria va a ser la misma», dijo Katya Mileva, una madre de 32 años. En la segunda vuelta no existe un mínimo de participación, y ganará quien se lleve la mayor cantidad de los votos.

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