Guillermo Pardo

Entre 15.000 y 18.000 personas de diversas procedencias viven en Galicia en situación irregular, según valoraciones de entidades sociales, para las que es prioritario asumir reformas legales que posibiliten un cambio radical en la condición de ese amplio colectivo humano.


Los cálculos, estimativos, que permiten barajar tales cifras se obtienen de la diferencia entre los extranjeros con permiso de estancia en Galicia (57.704, según la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración) y los empadronados hasta el 1 de enero pasado (71.796), lo que arroja un total de 14.092.


A ellos habría que sumar los no empadronados y los que, estándolo, tramitan la tarjeta de residencia. El conjunto elevaría la cifra a los 18.000, según estimaciones que corroboran tanto la organización para el desarrollo Equus Zebra como el Foro de Inmigración.


Teniendo en cuenta las estadísticas oficiales, esos 57.704 suponen sólo el 2,05% del total nacional de los inmigrantes con tarjeta de residencia. Si se aplican las mismas estadísticas e idéntica operación al resto del país, en España habría 1.080.270 inmigrantes irregulares, cifra resultante de la diferencia entre empadronados a 1 de enero pasado (3.884.573) y los residentes con permiso, que a 30 de junio último eran 2.804.303.


«Invisibles»


Muchos no tienen ni un solo documento, ni siquiera pasaporte, lo que los convierte en «invisibles» a todos los efectos. Su desprotección es total, afirma Patricia Ares, coordinadora de Equus Zebra, quien destaca las dificultades para recibir asistencia sanitaria, pese a estar prescrita, lo que Ares achaca a la falta de información de algunos profesionales sanitarios.


¿Cómo sobreviven los inmigrantes en situación irregular? En numerosos casos, trabajan de sol a sol y en condiciones desfavorables, incluso en régimen de explotación. Familiares, compatriotas y organizaciones sociales resultan imprescindibles para su subsistencia. Las mujeres empleadas en el servicio doméstico, que perciben salarios muy bajos, son a menudo el único sustento de la familia, puesto que para el varón sin documentos encontrar trabajo es casi imposible, afirman Equus Zebra y el Foro de Inmigración. De esta situación derivan el hacinamiento en que vive una parte de estas personas para pagar el alquiler de viviendas generalmente en deficientes condiciones, la falta de alimentos, de prendas de vestir y de servicios como la sanidad y la educación.


La mayoría de quienes carecen de documentos proceden de Sudamérica (los que no llegan en pateras), en tanto que entre los africanos los senegaleses son los más numerosos.


Patricia Ares considera que la cifra de inmigrantes irregulares irá a más, debido, sobre todo, a la falta de información. «No saben cómo se vive aquí sin documentación – argumenta – ni que tardarán al menos tres años en obtenerla. Si les informasen en origen, la situación cambiaría».