En busca del 'bebé 300 millones'

Decenas de hospitales y cientos de padres en EE UU aspiran al honor estadístico

El País, 19-10-2006

“¡Hemos ganado!”, gritaban enfermeras del White Memorial Medical Center de Los Ángeles

Por mucho que la Oficina del Censo y la Brookings Institution estimaran que el ciudadano de Estados Unidos número 300 millones sería, quizás, un inmigrante latino legal o ilegal, decenas de hospitales repartidos por todo el país se han adjudicado el honor de haber traído al mundo al bebé ganador de ese número redondo. El hito demográfico ha pasado sin gloria alguna porque el riesgo de que el protagonista sea un trabajador mexicano que cruzó de noche el río Grande convierte este acontecimiento sociológico en una inconveniencia política.


Comparado con el discurso de Lyndon B. Johnson y las celebraciones de 1967 por el nacimiento del bebé número 200 millones, el número 300 millones es un ejemplo de discreción. “Estamos a poco más de dos semanas de unas elecciones en las que la inmigración ilegal es uno de los asuntos más polémicos. Por eso no quieren darle mucha importancia al tema”, dice William Frey, experto en demografía de una de las principales instituciones sociológicas del país, la Brookings Institution.


La posibilidad de que el ciudadano 300 millones sea, en efecto, hijo de un inmigrante ilegal recién llegado parece haber inquietado tanto a los estrategas de la Casa Blanca como para eliminar cualquier ceremonia de celebración, algo insólito en un Gobierno tan dado a la escenificación presidencial de cualquier acontecimiento susceptible de ser solemnizado. Lo más parecido a una celebración fue, según cuentan, la tarta que se repartieron unos pocos empleados de la Oficina del Censo.


Aun así, decenas de hospitales y cientos de padres dicen ser los poseedores del número ganador. De hecho, “¡hemos ganado!” es la frase que gritaban las enfermeras por los pasillos del White Memorial Medical Center de Los Ángeles cuando nació la niña Anareli. A los esfuerzos comprensibles de su madre durante el parto se unía la angustia de tener a la futura abuela junto a la cabecera de la cama gritándole a su hija: “¡Ándale, apúrate!”, para que el bebé saliera a la hora histórica que marcaba el censo, las 4.47 en California. Si ése fuera el bebé número 300 millones, “ándale” sería la primera palabra que escuchó en su vida, es decir, sería hispano.


A esa hora, las enfermeras del Queens Elmhurst Hospital Center de Nueva York ya llevaban camisetas con las palabras “300 million American baby” [Bebé americano 300 millones] e impresas en letras grandes. El bebé agraciado era de nuevo una niña hispana, Emmanuel Plata.


Pero en San Francisco otras dos madres se disputaban también el título, una en el California Pacific Medical Center y otra en el Kaiser Permanent Medical Center. Las dos tenían algo en común: ambas son inmigrantes chinas, igual que lo era hace 39 años la madre de Robert Woo, el bebé número 200 millones.


Según el Pew Research Center, el 55% de los últimos 100 millones de ciudadanos que ha sumado este país son inmigrantes, y la tendencia continúa. En 1967, sólo un 5% de la población era de origen hispano. Ahora es un 14,9%.


En ese año, Los Beatles y no Justin Timberlake estaban en el número uno de la lista de ventas y la gasolina costaba nueve centavos el litro. La población recuerda esa época como “los años felices”. Difícilmente será ésa la definición con la que se recuerde la presidencia de George W. Bush cuando en 2043 nazca (o cruce la frontera) el bebé número 400 millones.

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