Sólo los más fuertes aguantan junto al vallado

ABC, 03-10-2006

LUIS DE VEGA

SEVILLA. Un año después de la crisis de las vallas de Ceuta y Melilla, que acabó con la muerte de una veintena de emigrantes, cada vez son menos los subsaharianos que merodean los bosques de la zona con la intención de pasar al lado español. Aunque la mayoría ha optado por la vía del cayuco tras las repatriaciones de varios miles de personas en octubre de 2005, varias decenas de jóvenes de distintas nacionalidades aguantan la presión de las Fuerzas de Seguridad marroquíes en los alrededores de las dos ciudades españolas. Muchos otros, hasta varios miles, se encuentran distribuidos por las principales ciudades de Marruecos sin medios para regresar a su país o simplemente planeando la forma en que van a intentar su próximo asalto a Europa.

Según la ONG SOS Racismo, que mantiene contacto con diferentes colectivos de emigrantes en el Reino alauí, el grupo de los que se concentra cerca de Ceuta es aún más reducido que el de los que se encuentran en Melilla. Esto se debe principalmente a que esta segunda ciudad está mucho más cerca de la frontera argelina, por donde llegan los emigrantes a Marruecos y por donde suelen ser expulsados al ser detenidos. Según esta ONG hace dos semanas un reducido grupo de subsaharianos logró superar la verja de Melilla.

La situación que se vive estos días en los bosques no se parece mucho a hace dos o tres años. Entonces centenares de emigrantes malvivían en enormes campamentos que llegaron a convertirse en auténticas ciudades con sus calles y sus pequeños comercios. Las redadas de la Gendarmería y el Ejército se sucedían muy de vez en cuando. Ahora, los grupos, integrados sólo por los más fuertes, apenas son de unas decenas de integrantes y están dotados de enorme movilidad porque la permisividad marroquí ya no es la misma.

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