Intentan linchar en Ceuta al marroquí que degolló a la niña de siete años

ABC, 27-09-2006

CARMEN ECHARRI

CEUTA. Sólo la intervención de la Policía Nacional evitó que el asesino de la niña de 7 años fuese linchado por los residentes de la barriada del Príncipe, donde residía la pequeña, cuando los rumores apuntaban a la detención de Kassem E. Yassin. Sentimientos de rabia y frustración que se tornaron en una noche de disturbios en la que los vecinos de la zona arremetieron a pedradas contra la Policía, incendiando contenedores y rompiendo las marquesinas cercanas. Querían linchar al detenido, hacer justicia. Al grito de «a por él» decenas de jóvenes, mujeres e incluso niños descendían por la colina del barrio asaltando la frontera del Tarajal, donde la Policía retenía al asesino tras engañarle, gracias a un «chivatazo» que les alertaba de que Kassem se encontraba en Marruecos y que había llamado a su cuñado, residente en la barriada ceutí de Arcos Quebrados. Precisamente este familiar sirvió de señuelo ya que atrajo hasta la frontera al presunto asesino diciéndole que Suhaila no había muerto, que no le iba a pasar nada porque se estaba recuperando de sus heridas en el hospital.

Esa confianza hizo que Kassem llegara hasta el paso con Marruecos, siendo detenido por agentes de la Gendarmería, que entregaron al sujeto a las autoridades españolas.

Para evitar el linchamiento un agente fue tapado con una manta, simulando ser el detenido, lo introdujeron en un vehículo policial camuflado y lo trasladaron de urgencia a la comisaría central. Los vecinos, pensando que se trataba de Kassem, comenzaron a arrojar piedras. Mientras, el auténtico detenido era desviado por otra ruta.

Durante toda la noche se multiplicaron los disturbios en la barriada, siendo necesario el uso de cuantioso material antidisturbio. Incluso se tuvieron que efectuar varios disparos al aire para disuadir a los manifestantes.

Por mandato divino

Tranquilo, sin dar muestras de aturdimiento alguno, el marroquí se enfrentó en la madrugada de ayer al interrogatorio realizado por los agentes de la Udyco de la Policía Nacional. Sin signo alguno de nerviosismo ni mucho menos de remordimiento, admitió ante los agentes cómo el pasado sábado, cuando pasaban las cinco de la tarde de una jornada de preludio de Ramadán, decidió quitarle la vida a la pequeña Suhaila, de 7 años.

Lo hizo engañándola para que ésta le tendiera una sábana por la ventana pudiendo acceder al interior de la humilde vivienda, en el número 5. La misma que sirvió de escena a este marroquí, nacido en Nador pero residente en la fronteriza ciudad de Castillejos, para degollar a la hija pequeña de Mina Ahmed, que ayer mantenía en silencio su dolor pero con la satisfacción de conocer el arresto de quien compartió con ella dos años de su vida.

La familia sigue pensando que el móvil de tan salvaje crimen ha sido la venganza. Kassem quería volver con Mina, pero ésta le rechazaba ya que el presunto homicida carecía de empleo fijo.

No obstante este punto no ha formado parte de la declaración del detenido en comisaría, que prefiere invocar a mandatos divinos para fundamentar su criminal actuación. Fuentes judiciales sospechan que se trata de una estrategia para alegar una enajenación mental transitoria que podría ser considerada como atenuante en una condena.

Unas mil personas acudieron ayer al entierro de Suhaila, en el cementerio ceutí de Sidi Embarek de Ceuta. El ataúd que portaba el cadáver de la niña de siete años, partió de la casa de la abuela de la pequeña Suhaila hasta el campo santo en el que enterraron los restos de la asesinada.

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