EL DRAMA DE LA INMIGRACION / Sesión de control
El PP acentúa el acoso al Gobierno en su política de extranjería
El Mundo, 21-09-2006MANUEL SANCHEZ
MADRID.-Fue la denuncia constante de la oposición en el Senado y en el Congreso Zapatero y De la Vega defienden que no se les puede acusar de inhibición El PP está horadando al Gobierno en el asunto de inmigración y la doble sesión de control celebrada ayer en el Senado y en el Congreso fue prueba de ello.
Por la mañana, el portavoz del PP en el Senado, Pío García – Escudero, abordó abiertamente este asunto con el presidente del Gobierno. Por la tarde, Eduardo Zaplana y Angel Acebes volvieron a hacer tándem para que, con preguntas registradas muy diferentes, atacar políticamente a la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, por esta materia.
García – Escudero, en su habitual tono sobrio y duro, denunció que la situación de la inmigración actualmente es «infinitamente peor» que hace tres años, y consideró que el eslogan del inicio de la legislatura sobre «el Gobierno del talante y del diálogo» debería ser sustituido por «el Gobierno de la ineficacia, la incompetencia y la demagogia».
El portavoz del PP en el Senado, pidió el cese del ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, y acusó al líder socialista de ser un «consumado destructor de pactos».
Por ello, indicó que es poco creíble que, cuando el Gobierno «está desbordado» y ya no tiene credibilidad, ofrezca un Pacto de Estado sobre este asunto, con el que quiere, a su juicio, «callar a la oposición».
Zapatero negó las acusaciones de incompetencia e invitó al portavoz popular a visitar los centros canarios. Luego, con muchos datos en la mano, informó de que había habido más de 13.000 repatriaciones en lo que va de año y expuso los esfuerzos estatales para atajar el problema.
Por la tarde, sin Mariano Rajoy en el Hemiciclo, Zaplana y Acebes arremetieron contra De la Vega por el mismo asunto.
Un Acebes moderado y un tanto cabizbajo renunció a su turno de réplica para exponer exclusivamente en su primera intervención una argumentación política en la que, sibilinamente, mezclaba delincuencia e inmigración.
Así, primero habló de que la delincuencia aumentó en el 2005 en España, rompiendo dos años de tendencia a la baja. Y, a continuación, reseñó: «Hoy tenemos un gigantesco drama humanitario que es una vergüenza para la España próspera y moderna».
Además, citando fuentes de los sindicatos policiales, denunció que en la acogida a los inmigrantes que llegan a Canarias «hay insalubridad, violencia y hasta las duchas son pozas de agua estancada», etcétera.
De la Vega tuvo pocos reflejos y se ciñó a la pregunta sobre la eficacia del Gobierno, lo que provocó abucheos en la bancada popular y que interviniera Manuel Marín.
Finalmente, habló de inmigración para repetir lo dicho por Zapatero – la invitación a ver los centros en Canarias – , y aseguró que el Gobierno no sólo no se inhibe del problema, sino que lo afronta con todos los medios que tiene a su alcance.
Zaplana siguió hurgando en la herida, desacreditando el pacto que ahora propone el Gobierno. De la Vega contestó: «Dos no acuerdan si uno no quiere. Confunden diálogo con imposición. No han salido del pensamiento único».
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