Jean-Marie Le Pen: «Ha llegado la hora del sobresalto»

El líder del Frente Nacional inicia la campaña electoral entre los problemas financieros y su rivalidad con Sarkozy

El Mundo, 21-09-2006

RUBÉN AMON. Corresponsal

PARIS.-El líder del Frente Nacional inicia la campaña electoral entre los problemas financieros y su rivalidad con Sarkozy La campaña electoral de Jean – Marie Le Pen comenzó ayer oficialmente a la sombra del molino de Valmy (noreste de París). Fue aquí donde las tropas revolucionarias francesas derrotaron a las prusianas en 1792, aunque la batalla en cuestión pertenece al imaginario ideológico de la izquierda, porque simboliza la proclamación de la era republicana.


No importa, el líder del Frente Nacional celebra la victoria 214 años después, utilizando la retórica patriótica: «Sobre las tierras gloriosas de Valmy, os exhorto a vosotros, pueblo francés, a juntaros en torno a mi candidatura. Unidos podemos y debemos construir el mañana».


El párrafo entrecomillado no es el texto de una parodia de Chaplin, sino el contenido de cuanto Le Pen dijo ayer delante de unos centenares de militantes, para confirmar, por si hubiera dudas, su condición de aspirante al Elíseo (mayo 2007).


El candidato en cuestión tiene 73 años, mide 1,83 metros y pesa 100 kilos, de modo que sus aspiraciones a la Presidencia de Francia también se plantean en términos superlativos: rebasar el 20% de los votos en la primera ronda y disputar la segunda con más opciones que en 2002.


El optimismo podría justificarse porque la seguridad y la inmigración preocupan a los franceses aún más que hace un lustro, pero Le Pen es consciente de que sus expectativas electorales se han topado con el lenguaje reformista – populista de Nicolas Sarkozy.


El 43% de los simpatizantes del Frente Nacional tiene una buena opinión del actual ministro del Interior. Es decir, que muchos de ellos podrían sopesar la posibilidad del voto útil a favor del candidato del centroderecha.


Acusaciones y reproches


Quizá por ello, Le Pen ha convertido a Sarko en la víctima recurrente de sus mítines. Le acusa de haberle robado sus ideas y le reprocha haberse desentendido de sus tareas de Gobierno: «Sarkozy promete, pero se olvida de que él es el ministro del Interior y pieza clave del Ejecutivo. ¿Por qué no hace nada entonces?».


Semejantes argumentos volvieron a trascender ayer, aunque fuera para justificar que Le Pen representa la única candidatura posible: «Soy el único político francés que encarna el cambio y la ruptura. Soy el único completamente libre. Franceses, ha llegado la hora del sobresalto».


El guiño populista enardeció a la militancia, pero la euforia de Le Pen en la jornada inaugural de la campaña palidece frente a los problemas financieros que amenazan últimamente la solvencia del partido.


El propio jerarca xenófobo se preocupó de remarcarlos en la radio con lágrimas de cocodrilo. Dijo, incluso, que está dispuesto a vender la sede histórica de la villa de Saint – Claud para obtener los «50 millones de francos» que a su juicio requiere una campaña electoral en condiciones.


Lo de los francos no es un desliz, sino una demostración de antieuropeísmo que Le Pen coloca entre los 10 mandamientos de sus tablas políticas. Le funcionaron en 2002, cuando su candidatura venció a la socialista de Jospin en la primera ronda, y podrían volver a funcionarle ahora, puesto que el líder del Frente Nacional maneja una mejor intención de voto que hace cinco años, pese a los movimientos de rivalidad y de disidencia.


El más significativo lo representa el ultraderechista Philippe de Villiers, cuyas intenciones de competir por el Elíseo han encontrado el visto bueno de unos cuantos tránsfugas que militaban en la plataforma de Le Pen.


La hija del líder frontista, Marine, cree que es un mero accidente y ha asumido en primera persona el control de la campaña electoral para superar el 16,9% de los votos que su padre conquistó en el primer turno. Quedan ocho meses para salir de dudas.

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