ELENA ALJARILLA. Especial para EL MUNDO

Recuperando la vieja idea de José María Aznar sobre la estrategia del palo y la zanahoria con los países de origen de la inmigración clandestina, el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, propuso ayer a la Comisión Europea que prime y beneficie a aquellos países que colaboren con la Unión Europea en la lucha contra este problema.

A ellos, aseguró, «se les deben incrementar las ayudas y deben tener un trato preferente sobre otros países que se niegan a cooperar con la UE». Además, Rajoy pidió que se prohíban las regularizaciones masivas en toda la Unión porque actúan como efecto llamada.

El líder popular llegó a Bruselas con un documento de cinco páginas lleno de propuestas e ideas para combatir la lucha contra la inmigración ilegal. La mayor parte de estas iniciativas ya han sido o están siendo debatidas en los foros comunitarios, en tanto que otras están pendientes de la unanimidad de los 25 gobiernos ya que, por el momento, no existe una política común de inmigración.

Así se lo recordó su colega de filas y amigo José Manuel Durao Barroso, presidente del Ejecutivo comunitario, quien insistió en recordar que la Unión «ya está haciendo el máximo que puede con los medios con los que cuenta».

Rajoy resumió las prioridades de la lucha contra la inmigración en dos ámbitos: la necesidad de que exista una política común en esta materia – algo que viene pidiendo con insistencia de la Comisión Europea, a pesar de la reticencia de la mayoría de los gobiernos – y la inclusión de lucha contra la inmigración ilegal en la política exterior común de la UE.

En este sentido, el líder de los populares pidió que se recoja, en cada acuerdo de asociación o de cooperación que firme la UE con un país tercero, una cláusula de readmisión obligatoria, que se proporcione ayuda económica, asistencia técnica y medios materiales a estos países y que se prime y beneficie a los que colaboren con la UE en esta materia.

También aquí Rajoy llegó tarde ya que, según le explicó Barroso, la Comisión va a plantear la «condicionalidad positiva» a la Unión Africana durante la reunión que mantendrán el próximo mes.

«Bruselas ya aplica esta estrategia en su política exterior al exigir firmar acuerdos de readmisión como condición para los países que quieran más facilidades para obtener visados de entrada a la UE», como se ha hecho recientemente con Rusia, explicaba Barroso.

Mariano Rajoy también pidió a la UE que prohíba las regularizaciones masivas, como la que llevó a cabo el Gobierno español; pero, en este punto, el presidente de la Comisión Europea evitó darle un apoyo expreso, alegando únicamente que «es absurdo continuar con 25 políticas de inmigración».

Sobre este tema, la Unión Europea tiene previsto aprobar un mecanismo de consulta obligatoria por el cual los gobiernos se comprometen a informar a todos los demás estados miembros antes de aprobar una regularización.