VICENTE FERRER PROFESOR VOLUNTARIO DE ESPAÑOL PARA INMIGRANTES Conteste, por favor

«El idioma es la primera barrera a la que se enfrentan los inmigrantes»

«La necesidad pura y dura les hace aprender a velocidad de vértigo»

La Verdad, MANUEL HERRERO/MURCIA, 18-09-2006

Vicente Ferrer es un molinense entregado plenamente a los demás. Toda su vida la ha dedicado a la enseñanza, principalmente a los niños. Ahora, ya jubilado, es voluntario de Cruz Roja especializado en todos los aspectos de la inmigración. Lleva cinco años enseñando castellano a extranjeros. Primero, en la capital murciana, y desde hace tres años dedica todas las tardes en su pueblo a enseñar el idioma a las personas que llegan a nuestra tierra buscando un futuro mejor.

– ¿Tienen algo en especial sus clases en relación con otros cursos reglados?

– Nos adaptamos al máximo a sus necesidades y horarios en el trabajo, y también adaptamos los ritmos de aprendizaje. Las clases son de 20 a 21.30 horas y se imparten en las aulas de la Cruz Roja de la Comarca de la Vega Media, en la antigua estación ferroviaria de Molina. Somos un grupo de cuatro maestros que trabajamos en equipo y nos ayudamos mutuamente para preparar material especializado para ellos. Utilizamos mucho los medios audiovisuales y, ante todo, queremos prepararles para afrontar con éxito las relaciones personales que mantienen día a día en el trabajo o en su vida cotidiana con los demás. La asistencia media es de un centenar de personas a lo largo del curso.

– Pero imagino que será difícil…

– Evidentemente, a veces encuentran pronto trabajo pero si es lejos de Molina luego les es imposible seguir las clases. Muchos días se les prolonga la jornada laboral más de lo habitual y ya no disponen del suficiente tiempo para asearse y llegar a tiempo a toda la clase, pero en resumen los logros conseguidos son más valiosos que los fracasos.

– ¿Ha observado alguna aptitud que les ayude a aprender?

– La necesidad pura y dura de enfrentarse ante una nueva realidad, incorporarse al mundo laboral, encontrar una vivienda e integrarse con el nuevo espacio social y geográfico les hace aprender a velocidad de vértigo.

– ¿Quién aprende más rápidamente: el hombre o la mujer?

– Sin lugar a dudas la mujer tiene más capacidad de adaptarse y captar los nuevos mensajes. Habla más y más rápidamente que los hombres y no sólo por cuestiones de diferencias de habilidades personales, sino también por una realidad social: la mujer tiene un abanico más amplio de posibilidades de incorporarse al trabajo, realiza labores en el campo, donde normalmente trabaja el hombre y además se dedica al servicio doméstico o trabaja en el sector de hostelería, ello les hace aprender a mayor velocidad. El hombre tiene las expectativas las más limitadas.

– ¿Qué le aconsejaría a un maestro que decidiera dedicarse a enseñar a inmigrantes?

– Ante todo que tenga mucha paciencia con los extranjeros. Se desplazan no por voluntad propia, con un desarraigo territorial y familiar, y se enfrentan a un mundo nuevo con los únicos recursos de su propia persona. El idioma es la principal barrera con la que se encuentran y es una realidad, un muro que ahí está. Por eso es muy importante la primera acogida, estar dispuesto a escucharle sin prejuicios personales o sociales.

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