PRECAMPAÑA EN CATALUÑA / La estrategia 'popular'

El PP quiere movilizar a sus 600.000 votantes de las generales

El Mundo, 10-09-2006

Baraja apoyar a un Gobierno de CiU en minoría como el escenario poselectoral más favorable El PP lo tiene claro. La única baza que le toca jugar en la próxima campaña electoral es convencer a los más de 200.000 votantes que sólo les votan en las generales de que se sumen esta vez a los cerca de 400.000 incondicionales que también lo hacen en las autonómicas.


Luchar contra la propia abstención en un cuerpo electoral que llegó a sumar 626.107 votantes en el peor momento de su historia, el 14 de marzo de 2004 supone – además de representar un cambio radical de estrategia con respecto a la llevada a cabo en la pasada campaña del referéndum contra el Estatuto – , un reto, en todo caso, difícil de acometer para el PP. Y es que el pequeño partido tiene que persuadir a la sociedad liberal catalana de que su voto, ahora, y al contrario de lo advertido días atrás por Artur Mas, puede ser más «útil» que nunca.


Colocar este mensaje en un momento en que el partido no gobierna en Madrid parece complicado, si no imposible. Pero la dirección del partido cree que la convocatoria de elecciones en Cataluña ha ido rompiendo durante los últimos meses el recurrente eslogan político de socialistas y nacionalistas acerca de la soledad política del PP. La pugna electoral ha sustituido en el propio Congreso el todos contra el PP por el todos contra todos, y los populares, pese a los discursos oficiales de sus adversarios – sobre todo el de Mas – , creen tener abiertas muchas más posibilidades.


La factoría Piqué lleva, en cualquier caso, calentando motores en esta dirección desde hace 15 días, y el propio secretario general, Angel Acebes, desembarcó ayer en Barcelona para apoyar ese mismo mensaje. Esgrimen que el voto catalán en las elecciones autonómicas puede, a medio plazo, contribuir a un cambio de Gobierno en España.


Llave del cambio


Apuntan, además, a escenarios alternativamente favorables a la formación liderada por Rajoy como llave del cambio político, también en Cataluña: primero, aquél que le permitiría dar estabilidad a un Gobierno de CiU en minoría; y un segundo escenario en que el PP serviría de contrapeso real en el Parlament para un nuevo Gobierno tripartito – que en absoluto descartan – y que dejaría a Artur Mas muy tocado y a CiU en crisis y aun en riesgo de disolución.


Las apuestas menos creíbles hoy por hoy para los populares son la llamada socioconvergencia (CiU – PSC), dado que – dicen – José Montilla no podría aceptar ser conseller en cap de Artur Mas y el PSC se impondrá con probabilidad sobre el propio interés de Rodríguez Zapatero – ; y la coalición nacionalista ERC – CiU, que compiten y se restan electores en el nacionalismo.


Tanto la ascensión de CiU como la bajada del PSC son tendencias que el PP ha asumido como básicas en la precampaña a la luz de una encuesta interna – pendiente ahora de actualización – que en el mes de julio dibujaba una apreciable fuga de votos de ERC hacia la formación convergente y otra – ésta menos visible – del PSC a Iniciativa Per Cataluña.


Según dicha encuesta, CiU elevaría sus 46 escaños hasta una horquilla de entre 49 y 51. Los primeros damnificados por los rescoldos del Estatuto y su referéndum serían, sobre el papel, los populares, a los que su propio sondeo les hacía perder entre uno y dos escaños.Sin embargo, en las cocinas del PP catalán se hace una interpretación bien distinta. Aseguran, citando a los sociólogos, que dicha horquilla representa un «suelo electoral muy sólido» y que en las anteriores elecciones la previsión fue mucho más baja.


Más importante, en todo caso, para diseñar la estrategia popular es el castigo que los encuestados venían a otorgar en julio a los socios del tripartito: Esquerra (ERC) pasaba en la encuesta interna del PP de 23 escaños a una horquilla de 18 a 20; Iniciativa per Cataluña (IPC) perdía uno de sus actuales nueve escaños, y el propio PSC apuntaba una tendencia a la baja de sus 42 escaños, aunque mucho más tímida, a una horquilla de 40 a 42.


Las fuentes consultadas en el partido contemplan con distancia estos datos y se dicen conscientes de que aun de ser ciertos, los tres partidos podrían reeditar el tripartito. PSC, ERC y IPC habrían de perder en conjunto no ya dos o tres sino siete escaños, que es lo que les sobra para conformar mayoría absoluta.


Inmigración


Pero, a la espera de lo que digan los próximos sondeos internos, lo que más ha interesado conocer a la dirección del PP catalán no es tanto la intención de voto como el contenido de los asuntos que interesan al electorado. La candidatura de Piqué se apoyará precisamente en esta encuesta de julio para abandonar en campaña cualquier referencia al debate identitario y al recién inaugurado Estatuto. Su oferta electoral se basará en los mismos ejes del discurso primado por Rajoy a la vuelta del verano: inmigración, vivienda, inseguridad y economía. Estos son los cuatro problemas reales que preocupan a los catalanes, según el sondeo interno del PP, y los que primarán en el propio programa electoral, con apuestas arriesgadas, según cuentan, para la bajada de impuestos.


La inmigración será, de todos modos, el asunto estrella de la campaña del PP. Se trata, en Cataluña, del debate político más acuciante, y los populares están dispuestos a liderarlo en lo posible.


En cuanto al candidato, el Josep Piqué que se presenta al Gobierno de la Generalitat se parece poco al político que hubo de bregar, durante año y medio, con la tensión y la soledad políticas derivadas del Estatuto. Su tortuosa relación con el partido en Madrid parece haberse vuelto, al menos de momento, más amable. Habrá presencia de líderes nacionales en campaña, pero el candidato marcará su propio perfil.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)