Álava se pone la mochila

Buena parte de los 42.404 escolares de la provincia afrontaron ayer un excitante primer día de clase

El Correo, 09-09-2006

La mayoría de los 42.404 escolares alaveses matriculados este curso, casi mil más que el pasado, regresaron ayer a las aulas del centenar de centros públicos y concertados repartidos por la provincia. Los mayores, resignados y con la mochila repleta de conocimientos por descubrir. Los pequeños, entre pucheros y lloros, como se puedo oir y ver en el patio del colegio público San Ignacio. Con 44 cursos a sus espaldas es un ejemplo vivo de cómo los centros han tenido que evolucionar y adaptarse a la «trasformación total» que ha vivido la enseñanza en el último medio siglo. Su director, José Melero, repasaba a las nueve de la mañana esta evolución, mientras ultimaba los preparativos para recibir a sus 250 alumnos. «Los cambios son más que evidentes. Desde los modelos lingüísticos, hasta la integración de alumnos de diferentes culturas y nacionalidades, pasando por los planes de estudios. Ahora, nada es igual».

No hay que rebuscar en las estadísticas para confirmarlo. Basta con un vistazo al patio del San Ignacio, donde ayer reinaba un cruce de balbuceos en distintos idiomas y cierta confusión en las filas. «Nada que ver con la disciplina de antaño», añoraba un profesor. Lo que no han cambiado son las emociones. «Para nosotros, el día de la vuelta al ‘cole’ es una jornada muy importante. Es una mezcla de sentimientos y responsabilidad ante el nuevo curso. Los chavales, en cambio, lo viven más como un reencuentro con sus amigos después de más de dos meses sin verse», confiesa Melero.

Minutos antes de las nueve y media, los 200 alumnos de Primaria formaban sin parar de hablar en el patio. «Teníamos muchas ganas de vernos otra vez aunque da mucha pereza pensar en las mates», clamaron al unísono Lorea, Aroa, Sara, Eva y Oihana, cinco amigas de cuarto, antes de estrenar pupitre.

Los mayores del cole

Más serios, Kevin, Johan David, Pablo y Joshua se jactaban de ser los mayores del colegio. «Es que ser de sexto impone. Además, igual el año que viene seguimos siéndolo e imponemos más todavía», avisaba Joshua con escasas intenciones de hincar los codos. «Como el curso sea difícil, repito seguro».

Poco sabían de repetir o de pasar curso los pequeños de 3 años que ayer pisaban por primera vez las aulas. La mayoría de ellos eran hijos de inmigrantes. Sobre todo, latinoamericanos, centroeuropeos y del norte de África. Muchos de ellos escucharon ayer por primera vez el castellano. «Los primeros días es muy duro pero para Navidad la mayoría hablará casi a la perfección», aseguraba la profesora de modelo A, Cinta Galdeano.

La docente echa mano del lenguaje del cariño para entenderse con los niños. Les enseña el aula, donde cientos de juguetes decoran cada rincón, los acomoda en círculo en el suelo para que se vayan conociendo y les anima a bailar con ella al ritmo de ‘Hola don Pepito, hola don José’. El abecedario tendrá que esperar a enero.

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