Las elecciones en las que podrán participar los empadronados en Madrid mayores de 16 años servirán para elevar propuestas a distintos órganos del Ayuntamiento, no para tomar decisiones. Éste es, según Fernando García Rubio, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad Juan Carlos, el quid que hace desaparecer cualquier duda sobre la legalidad de estas elecciones vecinales.

La novedad más importante del proyecto es la implicación de todos los extranjeros empadronados, ya que en la legislación española se vincula la participación con el derecho de sufragio, y éste con la nacionalidad. “Este punto es jurídicamente interpretable”, opina García Rubio, que pone el ejemplo de los ecuatorianos, cuya Constitución prohíbe expresamente la participación en sus elecciones de cualquier persona no ecuatoriana. “Así, desaparece el principio de reciprocidad”, afirma. Según el profesor, también es “fruto de la voluntad política del Ayuntamiento” que los madrileños de 16 y 17 años puedan votar en estas elecciones.

García Rubio considera este modelo la experiencia más intensa y generalizada de participación ciudadana que se ha llevado a cabo hasta ahora en España. “Lo más novedoso es ligar la participación ciudadana con la integración social, especialmente con los inmigrantes y gitanos”.