CARMEN ECHARRI

MELILLA. El abandono de un niño marroquí con una enfermedad terminal en el paso fronterizo que separa Marruecos de Melilla con la idea de forzar su hospitalización y conseguir un tratamiento médico negado en el reino alauita se está convirtiendo en una práctica que empieza a ser común. En el último año han sido abandonados otros tres menores más en alguno de los dos pasos fronterizos abiertos para el tránsito de personas, el de Beni Enzar y el de Farhana. Todos ellos presentaban dolencias específicas: un adolescente con «huesos de cristal», un chico con parálisis en ambas piernas que requiere silla de ruedas y otro menor con una enfermedad psíquica. A estos se suma el caso de otro niño abandonado en la última semana, que padece una enfermedad terminal sobre la que el hospital comarcal no ha querido ofrecer detalles.

La Ciudad Autónoma de Melilla, a través del área de Bienestar Social, se ve obligada a acoger a estos menores, así como hace con el resto de niños y adolescentes marroquíes que cruzan de manera ilegal la frontera. El Gobierno melillense, que tiene su tutela por ley, no ha podido actuar judicialmente contra ninguno de los padres de estos chicos al encontrarse en Marruecos y no estar identificados. Sólo en el caso del chico que fue abandonado en silla de ruedas se ha podido conocer que su tía reside en Melilla con lo que podría, de confirmarse el dato, actuarse judicialmente contra ella.

La consejera de Bienestar Social de Melilla, María Antonia Garbín, del PP, recalcó que «están llegando menores muy enfermos como el que su familia abandonó en el Hospital Comarcal hace una semana y que padece una grave enfermedad terminal». Garbín subrayó que «para las características de una ciudad como Melilla, la media de menores acogidos debería ser de 50 y no de 310 como ocurre en estos momentos, hecho que provoca la saturación de los centros en funcionamiento». En este caso, advirtió de que «si tuviésemos 600 menores acogidos, habría que hacer un traslado, porque no tenemos capacidad para atender tantos casos, pero la solución definitiva en esta materia pasa porque Marruecos se haga cargo de sus menores».

Este problema no sólo tiene como escenario Melilla, ya que en Ceuta se han registrado, aunque de manera aislada, abandonos de bebés y menores cuyos padres nunca se han localizado.

Más ayuda económica

La presión económica que soportan ambas ciudades debido a su ubicación geográfica siendo frontera con Marruecos ha provocado que sus presidentes, Juan Vivas y Juan José Imbroda, remitan un documento al Gobierno solicitándole más apoyo económico para hacer frente a estos casos.

Sólo en Ceuta el 80 por ciento del presupuesto existente para Menores se destina a la acogida y tratamiento de chicos marroquíes que se introducen de manera clandestina por el paso del Tarajal y cuyas familias resultan imposible de localizar.
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